Durante mucho tiempo aprendimos a adaptarnos. A cumplir. A sobrevivir. A responder a expectativas ajenas, a sostener lo que no nos hacía bien, a postergar lo que sentíamos por miedo, culpa o costumbre. Y aunque adaptarse fue necesario en ciertos momentos, quedarse ahí tiene un costo emocional altísimo: la desconexión con uno mismo. Ser protagonistas no significa tener todo resuelto. Significa hacerse cargo.
Hacerse cargo de lo que sentimos, de lo que elegimos, de lo que sostenemos y también de lo que ya no queremos seguir cargando.
Elegir desde los valores, no desde el miedo
Uno de los grandes desafíos emocionales de este tiempo es volver a preguntarnos:
– ¿Desde dónde estoy viviendo?
– ¿Desde el miedo a perder?
– ¿Desde la necesidad de agradar?
– ¿Desde la exigencia constante?
– ¿O desde mis valores mis sentimientos?
Los valores son el norte emocional de una vida con sentido. Son esos principios profundos que, aun en medio de la incertidumbre, nos permiten tomar decisiones coherentes con quienes somos. No se imponen desde afuera: se descubren hacia adentro.
Vivir alineados a nuestros valores no nos garantiza una vida sin problemas, pero sí una vida con dirección, con integridad emocional y con mayor paz interna.
Los pilares que sostienen una vida elegida
Construir la vida que queremos no es un acto mágico ni instantáneo. Es un proceso que se apoya en pilares fundamentales:
* Autoconocimiento, para saber qué nos pasa y qué necesitamos.
* Responsabilidad emocional, para dejar de culpar al afuera y empezar a elegir con conciencia.
* Vínculos sanos, donde no tengamos que achicarnos para pertenecer.
* Autocuidado, no como lujo, sino como compromiso con nuestra salud mental.
* Sentido, porque una vida sin propósito se vuelve pesada, incluso cuando ‘todo está bien‘.
Ser protagonista no siempre es cómodo. A veces implica decir que no. Poner límites. Cambiar de rumbo. Soltar versiones viejas de uno mismo. Dejar de encajar donde ya no somos.
Pero no hay transformación sin incomodidad, ni crecimiento sin coraje.
El 2026 puede ser el año en el que dejemos de esperar que algo externo nos salve y empecemos a preguntarnos qué pequeñas decisiones diarias nos acercan a la vida que queremos habitar.
Un año para elegirnos
No se trata de hacerlo perfecto. Se trata de hacerlo consciente.
De vivir con mayor coherencia entre lo que pensamos, sentimos y hacemos. De mirarnos con más honestidad y menos juicio. De entender que protagonizar la propia vida no es egoísmo, es salud emocional.
Que el 2026 no nos encuentre sobreviviendo, sino eligiendo.No reaccionando, sino creando. No esperando, sino habitando la vida con presencia y sentido.
Porque cuando una persona se vuelve protagonista, no solo transforma su vida: también impacta en su entorno. Y ese, quizás, sea el cambio más profundo de todo.
El Dato:
Luciana Quiroga – Lic. Psicólogía – MP709
Contacto 264 4434330
lucianaquiroga@gmail.com
@psicolucianaquiroga

