Desde muy pequeños se nos inculca que el General Manuel Belgrano fue un gran prócer argentino creador de la bandera nacional que nos identifica entre todas las naciones del mundo. También se nos dice que fue abogado, economista, periodista, político, diplomático y militar; un auténtico personaje multifacético de la época de la Revolución de Mayo y de la Independencia nacional que expuso su real dimensión cuando demostró que su lucha estaba basada en los principios de libertad, igualdad y fraternidad en favor del pueblo de la nación argentina.
Según el escritor y periodista Diego Migliorisi, el general Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, como era su nombre completo, entendía que la verdadera libertad sólo puede florecer en un contexto de igualdad de oportunidades, educación para todos y respeto por la ley. Principios que hoy adquieren relevancia y vigencia dadas las circunstancias que le toca atravesar al país, en donde cada uno de estos valores necesitan consolidarse para dar base a una auténtica recuperación de la nación en todos y cada uno de los aspectos en que transcurre la vida nacional.
Fue Belgrano el que se encargó de inculcar que la lucha por la libertad es eterna y que cada generación debe afrontar sus propios desafíos, y que asumir este legado no es sólo recordar a un prócer, sino también enarbolar las banderas de la libertad y encaminarse con ellas hacia el futuro.
La impronta de Belgrano, al igual que la de los otros grandes congéneres de la época como San Martín, Güemes y, un poco más adelante, Sarmiento, quedó plasmada en su participación en varias actividades extramilitares como la publicación del Seminario de Agricultura, Industria y Comercio; la fundación de la Sociedad Patriótica, Literaria y Económica y el periódico Correo de Comercio. Pero tal vez el momento más importante en su legado ocurrió en la Revolución de Mayo de 1810, cuando integró como vocal la Primera Junta de Gobierno Patrio, siendo parte decisiva de cada una de las acciones que se tomaron en torno al destino de la Patria.
Por otra parte Belgrano fue un ferviente defensor de la educación, la industria nacional, la justicia social y los derechos de los pueblos originarios. Como ya hemos mencionado, impulsó a la libertad como principio fundamental del desarrollo del país y se abocó a promover la construcción de la nación basada en principios democráticos y solidarios.
Cada una de sus acciones marcaron el rumbo a seguir por el país con una visión clara y precisa de lo que debía ser una nación, un aspecto que hoy estamos necesitando desarrollar nuevamente para encauzar a la Argentina en su destino de esplendor y grandeza por la que lucharon hombres como Manuel Belgrano, quien sostenía que “no buscaba glorias sino la unión de los americanos y la prosperidad de la Patria”.
