El conocido comentarista y ex piloto de automovilismo Rubén Daray cada vez que le preguntan su opinión sobre los lomos de burro y otros reductores de velocidad para los automotores expresa que ‘los burros en realidad son los funcionarios que disponen su construcción, ya que no hay elementos más perjudicial para la integridad de los vehículos, y peligroso en cuanto a las consecuencias que tienen respecto de la seguridad del tránsito, que estos obstáculos que se colocan sin mediar ningún estudio sobre los riesgos que ocasionan”.
La prédica de Daray en cada una de las charlas que ha tenido la oportunidad de ofrecer en nuestra provincia parece haber tenido finalmente eco, al menos en dos obras de repavimentación que lleva a cabo la Municipalidad de la Ciudad de San Juan. La primera ya casi concluida es la del tramo de calle 25 de Mayo, desde Urquiza hasta Paula Albarracín de Sarmiento. La otra, que acaba de comenzar es la del tramo de Paula Albarracín de Sarmiento, entre Avenida Libertador y Avenida José Ignacio de la Roza. En ambos trabajos se ha avanzado en la eliminación de obstáculos como un cordón que separaba una bici senda de la calle propiamente dicha y en suavizar un lomo de burro en una esquina dotada de una rotonda. De la misma manera se han quitado unos reductores de velocidad en forma de piano que resultaban muy agresivos para todo tipo de vehículo.
La solución en el caso de la calle 25 de Mayo, ha sido la utilización de una moderna señalética que consiste en delimitar los espacios mediante colores debidamente estudiados, con lo que se evita los cordones u otros elementos que terminan siendo obstáculos peligrosos.
El exceso de velocidad y las maniobras indebidas deben controlarse de otra manera y no colocando obstáculos que atentan contra los vehículos y contra la seguridad que se pretende. Los semáforos y cámaras de vigilancia complementadas con un efectivo control policial que haga posible la aplicación de estrictas multas, es suficiente para crear el hábito de circular cuidadosamente por los sectores urbanos.
Una buena campaña de concientización sobre las velocidades máximas permitidas, el uso correcto de las luces de señalización, el cinturón de seguridad y la prohibición de la manipulación de los teléfonos celulares mientras se conduce, son suficiente para que todos los conductores sepan a que atenerse.
Esta tendencia de eliminar obstáculos que se observa en las dos arterias mencionadas, también se ha puesto de manifiesto en el tramo de la Avenida Alem, desde 9 de Julio hasta Avenida de Circunvalación, lo que demuestra que se quiere avanzar en ese sentido, desechando esa absurda idea de colocar reductores de velocidad para controlar conductas de personas que si no son capaces de acatar las normas de tránsito deberían ser inhabilitadas para seguir conduciendo.
