Un informe de Fundar (organización dedicada al estudio, investigación y diseño de políticas públicas para el desarrollo de la Argentina) ha revelado recientemente que el número de empresas que funcionan actualmente en el país de manera formal es de 554.600, es decir un 9% menos que las que funcionaban hace diez años. En 2015, se había alcanzado un pico de 610.000 empresas, las que se fueron reduciendo paulatinamente hasta llegar al número actual, después de un proceso de achique y desaparición que terminó con un gran número de empresas o compañías que no pudieron seguir el rumbo que se les había fijado hasta desaparecer por completo.
Además de referirse al cierre de empresas, el informe hace una serie de consideraciones sobre el lugar y la cantidad de emprendimientos por cada 1.000 habitantes, llegando a la conclusión de que la mayoría, es decir un 72%, se distribuyen en cuatro distritos Buenos Aires, Ciudad de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. De ellas, solo la provincia de Buenos Aires concentra el 31% de las empresas, lo que da una idea del impacto que la reducción empresarial ha tenido en esta jurisdicción, con la pérdida de miles y miles de puestos de trabajo.
Otro dato difundido con el informe, vinculado a la densidad empresarial, señala que la ciudad de Buenos Aires tiene 43,1 empresas cada mil habitantes, casi el triple de lo que le corresponde, por ejemplo, a Santa Fe, que tiene 14,6 empresas por cada 1.000 habitantes, y el doble que la provincia de La Pampa, que tiene 18.7 empresas por cada 1.000 habitantes.
Por otra parte, en el Norte del país se puede advertir que provincias como Formosa, Santiago del Estero y Jujuy tienen apenas 4,5, 5,8 y 6,4 empresas por cada 1.000 habitantes respectivamente, lo que representan valores muy bajos y demuestran una inequitativa distribución de empresas a lo largo y ancho del país. La Región de Cuyo y la Patagonia argentina también muestran un comportamiento similar al del Norte argentino, con muy pocas empresas por cada 1.000 habitantes y con un cierre progresivo que ha sido muy notorio en la última década.
La falta de incentivos a la producción y también al consumo han sido algunos de los factores que han incidido en este fenómeno. De ahí que está haciendo falta que se implementen en forma urgente políticas de reactivación de la industria y de las empresas, mediante una efectiva reducción de impuestos y la promoción de la capacidad productiva.
