Es un hecho que las tasas de natalidad están en franco descenso en todo el mundo pero lo que en la Argentina preocupa es que este fenómeno se está dando junto a un marcado envejecimiento de la población, una tendencia que en poco tiempo más traerá muchos problemas económicos, sociales y demográficos.

Un informe poblacional de la Universidad Austral reveló que las últimas mediciones realizadas en el país arrojaron una disminución de la natalidad del orden del 40% en relación a la década anterior, y que la esperanza de vida de las personas se ubicó a nivel mundial en los 72,8 años (datos de la ONU) con una proyección para el 2050 en torno a los 77,2 años, marcando el notable envejecimiento de la población.

Está comprobado que en el ámbito económico, la disminución de la fuerza laboral joven, producto de una menor cantidad de nacimientos, puede dificultar el crecimiento económico, la innovación y el pago de pensiones, esto último al no haber suficientes aportantes al sistema previsional.

A nivel social se observan significativos cambios en la estructura familiar, al haber más personas grandes que jóvenes, y se establece la necesidad de adaptar los servicios públicos a las nuevas necesidades de la población.

Finalmente la baja natalidad puede ocasionar algunos cambios culturales, que es probable que lleguen a ponerse de manifiesto en algunas comunidades o sectores poblacionales, al no producirse el cambio generacional necesario, lo que puede ser vistió como un signo de atraso. También puede promover un envejecimiento acelerado de la población. Respecto de este último aspecto, hay que tener en cuenta que en nuestro país a partir del censo de 1947 se comenzaron a observar los primeros indicios del proceso de envejecimiento poblacional, obteniendo pirámides demográficas con bases cada vez más angostas y cúspides más anchas y elevadas, producto del deceso en los niveles de natalidad y mortalidad respectivamente que continuaron intensificándose en las décadas siguientes.

En cuanto a la menor natalidad se sabe que cada vez las mujeres y las familias tienen menos hijos y que las causas son múltiples, como los cambios culturales, sociales, de consumo y sobre todo de expectativas por parte de las mujeres respecto a cuándo y si quieren ser madres.

Lo importante en todo este análisis será determinar fehacientemente esas causas que están provocando estos fenómenos y tratar de abordarlas para generar un cambio, sabiendo que el país necesita mejorar los índices de natalidad y de envejecimiento poblacional, a fin de contar en un futuro próximo con la fuerza laboral necesaria para el normal desarrollo de la economía.