Jeremías tiene 17 años y 40. Pese a la diferencia de edad sus vidas tienen mucho en común con un pasado en el que pusieron en riesgo su vida y un presente en el que luchan día a día para defenderla. Ambos son adictos en recuperación que ayer participaron de la primera feria y marcha contra las adicciones que organizó la Comunidad FU.E.GO, dependiente de la Pastoral de las Adicciones. Su participación también tuvo un objetivo en común: transmitir el mensaje de que las drogas ‘no te dan felicidad’ y que hay que animarse a buscar ayuda para no caer en este flagelo o para salir del mismo porque ‘sí se puede’. Unas 70 personas participaron de este evento que se realizó por el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas que se conmemora el 26 de junio.

La vereda de la Catedral se convirtió en el escenario de la feria contra las adicciones en la que participaron diferentes organizaciones de ayuda a personas adictas. Pero, los principales protagonistas fueron los chicos y jóvenes en recuperación que quisieron compartir sus historias para que otros no caigan en el ‘infierno’ de las adicciones.

Emoción. Jeremías, que se encuentra en rehabilitación en Casa FU.E.GO, se reencontró con su madre en la marcha contra las adicciones.

Jeremías Lobo no pudo contener las lágrimas cuando frente a la Catedral se reencontró con su madre y se abrazaron. Tiene 17 años y hace 3 meses vive en la Casa FU.E.GO donde se refugió para salir de la adicción al crack que casi le costó la vida. Dijo que ahora se siente muy bien y que hasta cree en Dios. ‘Empecé a drogarme a los 13 con marihuana, después pase a las pastillas y a la cocaína. Me hundí mucho. Era cocaína todos los días y robar de lunes a lunes, hasta a mi familia, para comprar droga. El año pasado conocí el crack y toqué fondo. Me quise quitar la vida, y ahí dije que no quería esto para mí y decidí buscar ayuda. Gracias al padre Rodrigo Robles pude entrar a la Casa FU.E.GO donde encontré lo que necesitaba. Estuve en otros lugares para tratamiento, pero no duraba ni un mes. En la Casa encontré la fe y me aferré mucho a Dios. Ahora me siento muy bien, me di cuenta que vivir sin drogas es mucho mejor. Por eso le digo a los chicos adictos que no se sientan solos, que busquen ayuda y el amor de Dios porque nada es imposible’, dijo Jeremías.

Compromiso. Los participantes en la marcha, durante la previa, dejaron estampadas sus manos en un pancarta en demostración de apoyo.

El Día del Padre fue una prueba de fuego para Enzo Olguín, de 40 años y residente de la Casa FU.E.GO. Ese día se reencontró con sus tres hijos a los que no veía hace 7 meses, pero a los que perdió hace muchos años porque su adicción a las drogas lo llevó a no prestarles atención ‘ni a estar’ cuando lo necesitaron. Durante el reencuentro en San Rafael, Mendoza, su ciudad natal, los chicos le prometieron acompañarlo en su proceso de rehabilitación y sin apuros para que se recupere totalmente. ‘Empecé a drogarme hace 20 años y durante los fines de semana para tener pilas. Pero, todo se descontroló, convertí en adicto y perdí el trabajo y mi familia. Caí en un pozo y decidí buscar ayuda porque de las drogas no se sale solo. Por recomendaciones llegué a San Juan para conocer a la Comunidad FU.E.GO donde me cambió la vida. En la Casa me enseñaron que se puede vivir sin drogas y a recobrar los sentimientos porque cuando sos adictos no sentís amor por nadie, ni amistad ni respeto. Así sentí el amor de Dios y que este amor llena el vacío que sentís en tu interior y no las drogas que sólo te destruyen’, dijo Enzo.

Jeremías y Enzo encabezaron la marcha contra las adicciones que se realizó alrededor de la Plaza 25 de Mayo, con la participación de varias organizaciones de ayuda. Los que marcharon en primera fila portaron el estandarte donde los presentes dejaron estampadas sus manos en señal de apoyo a la lucha contra las adicciones y donde estaba escrito el lema del evento ‘El consumo te consume. Vivir sin consumo, es vivir mejor’.