La gastronomía es mucho más que un conjunto de recetas. Es cultura, historia y territorio. En San Juan, esto empieza a expresarse con mayor claridad a medida que distintos departamentos impulsan iniciativas destinadas a definir y fortalecer una identidad culinaria propia. Entre ellos, San Martín ha logrado un protagonismo destacado gracias a la exitosa realización de la octava edición del Concurso del Asador Sanjuanino, un acontecimiento que volvió a convocar a familias, turistas y amantes de la cocina criolla en el Complejo turístico religioso Ceferino Namuncurá.
El humo de la leña, el chisporroteo de la carne y el sonido de las guitarras construyeron el clima de una noche donde la tradición se vivió con orgullo y entusiasmo. El certamen, organizado por la Municipalidad de San Martín, reunió a representantes de todos los departamentos y se consolidó como un espacio genuino de encuentro provincial. Su alcance y nivel de organización no son casuales. Detrás de la fiesta existe un compromiso sostenido de grupos de apoyo que trabajan antes, durante y después de cada edición para garantizar un evento que respete y potencie el valor cultural que encarna.
Este tipo de celebraciones ayudan a comprender por qué la identificación gastronómica de San Juan debe ser prioridad. La cocina es una expresión profunda de la identidad y, cuando se la reconoce y promueve, se convierte en un activo estratégico capaz de dinamizar la economía local. El turismo enogastronómico es una tendencia en crecimiento a nivel mundial y la provincia posee recursos más que suficientes para insertarse con fuerza en ese circuito. Productos regionales de calidad, tradiciones vivas y una comunidad dispuesta a compartir sus saberes.
Aceite de oliva, frutas, nueces, conservas y carnes criollas son parte del patrimonio productivo que necesita visibilidad y proyección. Cada plato elaborado con estos ingredientes es una oportunidad para mostrar quiénes somos y qué podemos ofrecer. Por eso, es indispensable profundizar el trabajo en una gastronomía auténticamente sanjuanina, que no quede diluida en una identidad cuyana general sino que destaque por su voz propia, por su carácter y por su sabor.
El Concurso del Asador demuestra que San Juan tiene con qué construir esa marca distintiva. El desafío ahora es sostener, ampliar y profesionalizar estas iniciativas, para que la provincia avance hacia una consolidación gastronómica que atraiga turistas, genere empleo y fortalezca la identidad cultural. Después de todo, cada fogón encendido es una forma de reafirmar lo que somos.
