Desde hace un tiempo se vienen realizando numerosos esfuerzos con el objetivo de combatir la polilla de la vid, una plaga instalada en la provincia, que tiende a seguir avanzando lo que afecta seriamente a la producción vitivinícola.

De no poner mayor énfasis en la tarea de combatir este flagelo, se corre el riesgo de que la plaga avance como lo ha hecho hasta ahora y continúe perjudicando tanto la cantidad como la calidad de las cosechas de uvas, debido a que las larvas se alimentan de los botones florales, flores y frutos, debilitando la planta y reduciendo el rendimiento.

Las zonas más afectadas incluyen a los departamentos Sarmiento, Caucete, 25 de Mayo y 9 de Julio, aunque ya hay evidencias de que la plaga ya se ha expandido por todo el Valle de Tulum, abarcando a varios departamentos considerados productores.

El Gobierno provincial, a través del Ministerio de la Producción y Desarrollo Económico, ha dado muestras de su preocupación por la propagación de la plaga y es por esto que ha ideado, para esta temporada, un plan de lucha que cubrirá en un primer momento unas 26.000 hectáreas dentro del Valle de Tulum, mediante vuelos de aviones fumigadores y de drones en las zonas de más difícil acceso. En el resto del territorio, con una superficie que llega a totalizar las 39.000 hectáreas, se distribuirán productos para la aplicación terrestre a fin de garantizar la cobertura de toda la provincia.

En el marco de estas acciones hay algunas acusaciones sobre la forma en que se ha llevado a cabo la campaña en ediciones anteriores. Pero más allá de esas discrepancias, lo importante ahora es actuar con rapidez y eficacia ya que hay algunos factores como el clima que este año ha beneficiado el desarrollo de la plaga.

Es la primera vez que la campaña contra la polilla de la vid se realizará de manera sincronizada, entre todos las partes que deben actuar, para tratar de obtener mejores resultados con una eficacia contundente.

Está previsto que tanto la fumigación aérea como terrestre comiencen durante el mes de septiembre, cuando las condiciones climáticas activen la alerta fitosanitaria, es decir cuando la plaga comience a propagarse con mayor celeridad. Desde ese momento deberán concentrarse todos los esfuerzos para controlar la plaga y evitar que el problema se agrave en perjuicio de varios cultivos de la provincia, pero principalmente en detrimento de la cantidad y la calidad de la uva que es lo que más preocupa al sector vitivinícola, que sigue bregando por estos factores al igual que por la sanidad vegetal, clave para un desarrollo económico, exitoso para la provincia.