Su aparición generó innumerables interrogantes y conjeturas y abrió la puerta a nuevas investigaciones para encontrar respuestas. Se trata de dos nuevos habitantes en la fauna local, una especie de quirquincho y de conejo del palo que, por primera vez, fueron registrados por un equipo de investigadores, en tierras de Valle Fértil, confirmando su existencia en San Juan. Elín Avellá, bióloga de la UNSJ que participó de este descubrimiento, dijo que una de las certezas es que ambos animales ‘corren riesgos’ por no estar en su hábitat natural.

El registro fotográfico de estas especies se llevó a cabo el año pasado, pero recién ahora se pudo difundir, tras la publicación del tema en la revista argentina ‘Notas sobre mamíferos sudamericanos’.

Similar. El conejo del palo es similar a la mara, liebre patagónica, pero más chico.

En San Juan hay varias especies de quirquincho, pero ninguna con la particularidad del mataco. Es el que ante un peligro se enrolla hasta formar una bola perfecta. Esta es la primera especie que fue captada por primera vez por las cámaras trampas que instalaron los investigadores en el Valle. ‘Somos un grupo de investigadores que pertenece a CIGEOBIO y que por muchos años trabajamos con la fauna de Ischigualasto y de Talampaya, en La Rioja. Pero el año pasado decidimos mudarnos más al Sur para estudiar nuevas zonas y trabajar con la gente lugareña. Entonces instalamos 89 cámaras trampas en zonas de Baldecitos y de Balde de Rosario que estuvieron trabajando durante 6 meses. Una vez que las retiramos comenzamos a observar detenidamente cada una de las cientos de miles de fotos que tomaron. Así descubrimos primero al mataco’, dijo Avellá.

La apariencia de los quirquinchos en la provincia es muy parecida, pero el detalle que llamó la atención a los investigadores del captado por las cámaras fue la curvatura en su caparazón. Tras consultar a especialistas en este tipo de mamíferos lograron confirmar que se trataba de un mataco bola.

En cuanto al conejo del palo, Avellá dijo que en un primer momento lo confundieron con una mara, liebre de la Patagonia. Aunque les llamó la atención su tamaño, más chico que el de esta especie de liebre, y el color más grisáceo de su pelaje. También confirmaron que se trata de una especie de conejo que nunca fue registrada con anterioridad.

Tras las investigaciones también descubrieron con sorpresa que ambos especies son originarias de la ecorregión del Chaco que también abarca parte de las provincias de La Rioja y de Córdoba y una pequeña zona de Valle Fértil, pero bastante más al Sur de donde registraron al mataco y al conejo del palo.

Avellá agregó que el hábitat natural de ambas especies es más boscoso, sin embargo las registraron en esta zona vallista donde escasea la vegetación y sólo hay arbustos. Y que, además, esta zona se encuentra a unos 1.100 a 1.200 metros sobre el nivel del mar, cuando el hábitat natural del mataco bola y del conejo del palo no supera los 800 metros sobre el nivel del mar. En cuanto a las explicaciones de la presencia de ambas especies en Valle Fértil, la investigadora dijo aún no se tienen respuestas. Dijo que los primeros pasos ya se dieron, que son lograr el registro fotográfico y acreditar que es la primera vez que se registra su presencia en
esta zonas. ‘Cuando tuvimos las fotos y comenzamos a averiguar sobre la presencia de estas especies en estas tierras, se las mostramos a los habitantes del lugar. Nos dijeron que hace muchos años las vieron a ambas, pero que en mayor abundancia, lo que nos indica que por alguna razón su población está disminuyendo. Es la única hipótesis que tenemos hasta el momento’, dijo la investigadora en este registro junto a sus colegas
Flavio Cappa y Yamila Ontiveros, del CIGEOBIO; y a Claudia Campos del IADIZA-Mendoza. El registro fotográfico del quirquincho y del conejo se concretó el año pasado, pero recién ahora se pudo dar a conocer tras salir en una ublicación que lo avala.

Operativo de 6 meses para registrar especies

Acción. Los investigadores instalaron 89 cámaras para registrar especies.

Para llevar a cabo este operativo de registro fotográfico con el objetivo de descubrir especies nuevas en la fauna local, el equipo de investigadores instaló 89 cámaras trampa en la zona de Baldecitos y de Balde del Rosario, en el departamento Valle Fértil. Estas cámaras trabajan con un censor de movimiento que dispara cuando un animal, o algo en movimiento pasa por el frente del campo visual que abarca el dispositivo.

Estas cámaras disparan 3 fotos consecutivas, una por segundo, para poder captar al animal desde diferentes ángulos y posiciones. Esto es de gran ayuda para poder ver sus detalles físicos.

Estas cámaras trampa funcionan a pilas, cada una utiliza entre 6 a 8, pero fueron adaptadas con un panel solar que permitió ahorrar en recursos materiales y en trabajo, ya que antes había que cambiarles las pilas cada tanto.

En este operativo, los investigadores dejaron las cámaras por 6 meses en la misma zona del Valle, y sólo las rotaron una vez al mes. Pasado ese tiempo, las retiraron y comenzaron a analizar imagen por imagen.