El gobierno de Brasil ha suspendido todas las operaciones de resguardo de la Amazonia, incluida la deforestación ilegal y los incendios intencionales como los registrados en el Pantanal, dos depredaciones sistemáticas destinadas a apoderarse de tierras cultivables. La decisión que no tiene precedentes en los países custodios del patrimonio de la humanidad fue ordenada por el Ministerio de Economía y todo indica un giro de fondos hacia la atención de la crisis sanitaria.


La salud pública sin duda es prioritaria en cualquier lugar del mundo, más en momentos de pandemia, pero las autoridades brasileñas podrían haber solicitado cooperación internacional para cubrir en parte el presupuesto de 10 millones de dólares anuales que demanda la movilización de 2.200 especialistas en operaciones específicas de protección ambiental, con una flota de aeronaves y vehículos equipados para vigilancia y lucha contra incendios, además del equipamiento para monitoreo satelital.


Las consecuencias de la inesperada decisión política puede tener un efecto devastador por la paralización de miles de trabajadores del Ministerio de Medio Ambiente, en particular del Ibama, el instituto que actúa en coordinación con las fiscalías y la policía ambiental y el Instituto de la Biodiversidad encargado de la protección de los parques naturales de ese país.


El cierre de las operaciones amazónicas se da en medio de una situación crítica, ya que entre el 1 y el 16 de agosto pasado los satélites de vigilancia detectaron 24.633 focos de incendios, precisamente porque esta es la época de la estación seca y los usurpadores aprovechan para quemar el monte natural y así ganar tierras para la agricultura y la ganadería. En el Pantanal, el mayor humedal de América del Sur y una de las regiones con mayor biodiversidad del planeta, los incendios intencionales consumieron el 10% de su territorio, entre 1,4 y 1,7 millones de hectáreas según reconoce el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales brasileño.


Muchos organismos ambientales del mundo podrían haber morigerado la situación si se los hubiese convocado antes de cancelar las operaciones en la zona y hay países con mayores recursos para atender estas emergencias. Sin embargo el vicepresidente Antonio Hamilton Mourao ha restado importancia a los incendios teniendo en cuenta la enorme extensión del Amazonas, y calificó a la difusión de la información conteniendo un "tratamiento con prejuicios" a fin de presentar a Brasil como "un villano en la cuestión ambiental". Pero el vía libre a la destrucción es un hecho.