La superposición de impuestos, muchos distorsivos, que impiden la competitividad en la oferta productiva del país, más la cantidad de cargas fiscales que soportan los argentinos -una de las mayores del mundo-, es una de las reformas esperadas por la economía del país y ahora figura como un tema anunciado por el presidente Mauricio Macri. Históricamente los impuestos han crecido para sostener el excesivo gasto público y ya no quedan márgenes para sumar tributos, aunque debe reconocerse al Gobierno nacional el acierto de haber eliminado las retenciones a las exportaciones del campo y de la minería, por ejemplo, para estimular las inversiones en estos sectores claves de la economía. Pero aún así, los insumos y servicios que requieren la producción no están liberados de la carga impositiva que terminan pagando todos.

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Pero el desarrollo de la Argentina requiere una reforma integral del sistema impositivo a fin de evitar los excesos recaudatorios a costa de torcer más el torniquete de imposiciones, como ocurre con los Ingresos Brutos que cobran las provincias, y que ya llega al 4% del PBI por haber aumentado un 131% entre 2002 y 2016, según un informe reciente presentado por la Sociedad Rural Argentina. La distorsión es tal que se cita el caso del precio del pan que se multiplica por 10,5 desde el trigo a la góndola del comercio debido a la presión tributaria. Es decir, los altos impuestos impactan en el consumo y con mayor incidencia en los sectores de menores recursos.


Si bien Ingresos Brutos y el IVA dominan el escenario impositivo, existen otros tributos que deben eliminarse, caso del aplicado sobre los créditos y débitos bancarios, o "impuesto al cheque" y los de origen local como ocurre en San Juan con el cobro del Lote Hogar o el Fondo Solidario Hospitalario, entre otros, dispuestos como aportes transitorios con fines determinados, pero que quedaron para siempre. El impuesto a los Sellos y una infinidad de obligaciones que se pagan a diario, hacen la diferencia con otros estados que han ordenado derechos y obligaciones para tener una economía eficiente y competitiva. Ojalá esta reforma no sea una expresión de deseo frustrada por el déficit fiscal.