La propuesta del presidente de la Nación, Mauricio Macri, de formar una mesa de diálogo entre todos los sectores para llegar a consensuar temas que son fundamentales para el país, representa una oportunidad única en busca de revertir la falta de unión de los argentinos en momentos que la Nación atraviesa por una grave crisis socioeconómica y financiera. De concretarse esta convocatoria, la Argentina asistirá por primera vez a una concertación nacional, que a pesar de haber sido calificada por algunos dirigentes como extemporánea -como lo expresaron los gobernadores Uñac y Urtubey- surge como una propuesta de llamado a la concordia para todos los sectores de la vida nacional.


El país se encuentra en una situación muy delicada, por no decir crucial, respecto del funcionamiento de sus instituciones por lo que no hay que desechar todas aquellas iniciativas que propicien la unidad.


El hecho de que todos los sectores convocados estén considerando la posibilidad de participar de esa mesa de diálogo es un gesto que debe ser aprovechado, porque no es usual para un país que ha hecho de la confrontación un modelo para ostentar poder y ejercer predominio sobre los demás sectores, tal como lo hace el sindicalismo o los movimientos sociales de izquierda. Dentro de este esquema hay sectores a los que les interesa seguir agitando las aguas de la discordia, ya que es la manera que tienen de generar inestabilidad dentro de un plan finamente ideado para derrocar gobiernos o someterlos ideológicamente.


Con la excepción de Cristina Kirchner, que a pesar de haber sido invitada oficialmente a la mesa de diálogo ha dicho hasta ahora que no participará, el resto del arco político y de los sectores sociales, sindicales y de la Iglesia, estarían de acuerdo con asistir a este foro del que deben salir las bases de una propuesta conciliadora que de estabilidad al país.


Quienes han sido invitados a debatir los asuntos que más preocupan de la vida nacional deben asistir predispuestos a un diálogo sincero, sin especulaciones políticas o sectoriales y con el solo objeto de hacer un aporte al país en momentos que la población demanda soluciones concretas y efectivas para salir de la difícil coyuntura planteada.


Si bien el Gobierno no ha sido muy prolijo en esta convocatoria y ha dejado algunos aspectos abiertos a diferentes interpretaciones, hay detrás de todo esto la intensión de generar las condiciones de gobernabilidad para un próximo período que será tan o más dificultoso que el actual.