Despejadas las vacilaciones puestas de manifiesto por el Gobierno argentino respecto de su participación en la Cumbre de las Américas, a realizarse entre el 6 y el 10 del corriente en la ciudad de Los Ángeles, en Estados Unidos de Norteamérica, la Argentina debe sumarse al grupo de países que están a favor de la democracia y en contra de los regímenes totalitarios, representados en el continente por naciones como Cuba, Venezuela y Nicaragua. De una vez por todas, nuestro país debe colocarse del lado de quienes quieren transitar por el camino de la corrección y que desean hacer bien las cosas para permitir que sus respectivos ciudadanos tengan la posibilidad de crecer en un ámbito en el que predominen las buenas costumbres, el espíritu de esfuerzo y la vocación de trabajar para lograr objetivos deseados.

Bajo ningún concepto la Argentina tendría que haber intentado exigir a los organizadores de la Cumbre, en este caso EEUU a través de su presidente Joseph Biden, que invite a los gobiernos de países que no respetan el orden democrático a participar de la Cumbre, y mucho menos condicionar su presencia a la reunión, si no eran invitados los tres países dictatoriales que EEUU ha excluido para que no estén presente en este foro internacional. 

A poco de confirmar su asistencia a Los Ángeles, la Argentina ha dado señales de que ha priorizado participar en la cumbre como una medida tendiente a fortalecer lazos de vinculación diplomática con el país anfitrión, a fin de no debilitar las relaciones bilaterales que le son conveniente a la hora de hablar de comercialización de productos exportables y de relaciones comerciales. 

La Cumbre de las Américas es el encuentro de más alto nivel político en el Hemisferio Occidental, por lo que participar en ella es de fundamental importancia para estar inserto en la toma de decisiones a nivel global tanto en el aspecto político como económico. Implica la participación de casi todos los gobiernos del continente, ONGs, organismos multilaterales de financiación, organismos del sistema interamericano y diversos actores de la sociedad civil y del sector empresarial, por lo que es un foro multisectorial del que surgen acciones y propuestas sobre las políticas que luego se aplican en diversos ámbitos de la vida del continente.

Este encuentro del que por primera vez será anfitrión EEUU posibilitará realizar un pormenorizado análisis de los problemas y desafíos que afronta la región, en un intento por avanzar en su solución con una perspectiva americana. De ahí que Argentina no debió poner en duda, en ningún momento, su participación en esta reunión.