El resultado de las elecciones del domingo pasado en España ha logrado modificar sustancialmente el panorama político que hasta ahora predominaba en ese país. Si bien el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) se impuso en los comicios, su candidato, Pedro Sánchez, no podrá ser investido como presidente si no alcanza un acuerdo con las fuerzas de izquierda y con los independentistas catalanes. Todo responde a una cuestión de números, el PSOE junto a los izquierdistas "Podemos" y "Más País", suman 158 bancas, pero le faltan 18 para llegar a las 176 que son las que necesita para formar gobierno.


Esta incertidumbre a la hora de sumar voluntades políticas se debe a que el PSOE no conjuga con el PP (Partido Popular) que quedó segundo en las elecciones, por lo que no le queda otra que salir a buscar el apoyo de las fuerzas de izquierda y de los independentistas catalanes que lograron hacer una muy buena elección.


Pero más allá de que Sánchez logre reunir los votos, en el análisis de las últimas elecciones hay un punto para destacar. El gran avance que han experimentado los ultraderechistas mediante la agrupación conocida como "Vox", que duplicó su número de bancas y se convirtió en la tercera fuerza nacional. Los analistas coinciden que este fenómeno se ha dado porque hay millones de españoles que no se sienten representados por los partidos tradicionales.


Los guarismos determinaron que el ganador de la compulsa electoral fue el PSOE, pero en relación a las últimas elecciones de abril pasado esta fuerza salió debilitada ya que obtuvo 120 diputados contra los 123 obtenidos anteriormente. La segunda fuerza, el PP pasó de 66 a 87 bancas, con un crecimiento de 21 escaños, aunque este logro quedó opacado por el crecimiento de "Vox" que duplicó su número de bancas hasta alcanzar las 53.


El gran perdedor fue el partido liberal Cs (Ciudadanos) que de 57 legisladores pasó a tener 10.


Hay que tener en cuenta que este nuevo llamado a elecciones a tan pocos meses de la anterior respondió a un pedido especial de Sánchez quien al no poder formar gobierno en esa ocasión creyó que podría hacerlo con más facilidad en esta oportunidad. Es evidente que no va a suceder así y que hasta fin de año será una etapa en las que las negociaciones estarán a la orden del día.


Ojalá todo esto resulte positivo para España y no sirva para generar un estado de indefiniciones que tan mal le hace a la gobernabilidad de un país.