Recordamos hoy a Manuel Belgrano, un abogado y político convertido en militar como visionario intérprete de la voluntad popular tras la gesta independentista de Mayo, y dejó para todos los tiempos el símbolo mayor de la República Argentina: la bandera nacional. El prócer, junto a Juan José Castelli y Mariano Moreno integraron los cuadros más lúcidos del movimiento revolucionario de Mayo.


A Belgrano la historia le asigna un papel relevante como uno de los más notables economistas y precursor del periodismo nacional, impulsor de la educación, la industria y la justicia social. Y su figura íntegra lo lleva como general de uno de los ejércitos más destacados en la lucha por la independencia.


Pero entre tantos méritos como protagonista del basamento de la república, es el legado de la bandera enarbolada por primera vez el 27 de febrero de 1812 en las barrancas del Paraná para motivar a las tropas y al pueblo que las vitoreaban plasmando en el lienzo los colores celeste y blanco de la escarapela que identificaban a los patriotas de la Revolución de Mayo.


No fue fácil para Belgrano crear una bandera que se diferenciara del emblema de los realistas porque la urgencia de frenar al enemigo y la escasa comunicación con Buenos Aires para que la insignia sea aprobada, tuvieron desinteligencias hasta que finalmente la Bandera de dos franjas celestes y una blanca en el medio quedara oficializada por decreto del Congreso Constituyente de Tucumán. Luego se le agregó el símbolo del Inti o Sol Inca a la bandera de guerra, el 25 de febrero de 1818, únicamente para uso militar hasta que en 1985, durante el gobierno de Raúl Alfonsín se establece por ley 23.208, que el sol debe estar siempre en todas las banderas como Bandera Oficial de la Nación.


En el Museo Histórico Nacional se encuentra la primera bandera argentina que según varios historiadores sería apócrifa, ya que la creada por Manuel Belgrano estaría en Sucre, Bolivia. La hipótesis sostiene que tras la derrota de Ayohuma, el 14 de noviembre de 1813, el ejército del Norte en retirada entregó las banderas al párroco Juan de Dios Araníbar y éste las escondió en la capilla de la localidad boliviana de Macha, ubicada a 11 kilómetros del campo de batalla. Bolivia desconoce el hecho y se ha negado reiteradamente a entregar los emblemas.


Honremos al símbolo que marca la soberanía de la república, un espacio geográfico, y establece identidad al igual que el Himno Nacional argentino, como lo vemos en las competencias deportivas donde las figuras representativas del país están presentes.