El reciente tiroteo en un supermercado en Colorado, que dejó 10 muertos, reactivó el debate sobre el control de armas en Estados Unidos, esta vez bajo la presidencia de Joe Biden, urgiendo al Senado a aprobar "inmediatamente" dos proyectos de ley destinados a prohibir la tenencia civil de armas de asalto y los cargadores de munición de gran capacidad, que ya tienen el visto bueno de la Cámara Baja. La historia se repite, no importa que sean demócratas o republicanos en el poder, con infinidad de intentos frustrados.

Las reformas estadounidenses de control de armas se vienen estancando a nivel federal a pesar de los reclamos masivos de la ciudadanía y los medios de prensa. Donald Trump consiguió la verificación de antecedentes y la prohibición de ciertos tipos de rifles de asalto y dispositivos de gran eficiencia. Pero los grandes intereses de por medio y la interpretaciones jurídicas de la segunda enmienda constitucional, que consagra el derecho a la tenencia de armas, son escollos permanentes.

Más contundente es la presión política que ejerce la poderosa Asociación Nacional del Rifle que no sólo gasta cifras millonarias en aportes a campañas políticas sino también por el nivel de compromiso de sus cinco millones de miembros. Sin embargo, el Senado es el mayor obstáculo legislativo para el control de armas porque las leyes importantes necesitan el respaldo de 60 de los 100 miembros en lugar de una mayoría simple. Además, los votantes de grandes ciudades como Nueva York, Massachusetts o California, son superados en número por los estados rurales y del sur, abiertamente pro-armas.

Biden pide prohibir de nuevo las armas de asalto y los cargadores de gran capacidad, un veto federal aprobado en 1994, que produjo un descenso importante de asesinatos masivos, pero la norma expiró en 2004 sin que el Congreso la renovara a pesar del pedido de la Casa Blanca. El presidente apela ahora al golpe emocional para sensibilizar a los políticos y la opinión pública, junto con la tradición demócrata en pro del desarme civil.

A la vez la Corte de Justicia norteamericana históricamente ha hecho una interpretación amplia de los derechos de la Segunda Enmienda y los jueces nombrados por Trump en los tribunales inferiores han dado muestras del favoritismo por las armas en poder de los civiles. Mientras tanto, Biden ha ordenado que las banderas ondeen a media asta hasta este 27 en la Casa Blanca y todos los edificios públicos del país por las víctimas de la masacre de Boulder, Colorado.