La redacción del texto de la nueva Constitución de Chile, que deberá concluir a mediados de este año para ser sometida a un plebiscito si se aprueban las variantes por los dos tercios del Parlamento, ya está definido en un borrador con la propuesta de conformar un Estado regional plurinacional e intercultural integrado por entidades territoriales autónomas, en un marco de equidad y solidaridad entre ellas, pero preservando la unidad e integridad republicana.

Este cambio histórico terminará con la Carta Magna heredada de la dictadura de Augusto Pinochet, en 1990, de país unitario y considerada inaceptable por la mayoría de la ciudadanía, con tensiones que estallaron a fines de 2019 con el principal reclamo de justicia y equidad a partir de un nuevo basamento republicano.

Los cambios constitucionales son trascendentes y aprobarlos será el mayor desafío del presidente Gabriel Boric, que asumirá este viernes, y deberá llamar a referéndum durante su primer año de gestión. Tras la victoria, el mandatario izquierdista visitó la Convención para respaldarla y dejar en claro que no quería un trabajo con modificaciones al servicio de su gobierno.

Los cambios señalan que las regiones autónomas y autonomías territoriales indígenas están dotadas de autonomía política, administrativa y financiera para la realización de sus fines e intereses establecidos en los términos de la nueva Constitución, aunque en ningún caso el ejercicio de la autonomía podrá atentar contra el carácter único e indivisible del Estado de Chile, ni permitirá la secesión territorial.

Las entidades territoriales garantizan el derecho de sus habitantes a participar, individual o colectivamente en las decisiones públicas, dice otro cambio referido al control democrático de las resoluciones políticas, un concepto diametralmente opuesto al centralismo actual, lo que daría un cambio rotundo al proyecto del Túnel de Agua Negra, y pondría en valor el Puerto de Coquimbo, sin las presiones hegemónicas portuarias de Valparaíso y San Antonio. Y también de un solo paso único principal, según la doctrina de seguridad nacional de Pinochet.

La nueva Constitución chilena deberá entregarse el 4 de julio próximo para ser plebiscitada en el segundo semestre de este año, con el visto bueno de 104 escaños, lo que demanda una gran capacidad de diálogo político.