Más allá de los avances experimentados en San Juan en relación a la vacunación contra el covid-19 mediante la implementación de los centros vacunatorios que funcionan en Capital y departamentos de zonas alejadas y los autovac habilitados, cada vez que ha llegado una nueva partida de dosis de cualquiera de las vacunas comprendidas dentro del Plan Estratégico de Vacunación del Gobierno Nacional, se observa cierta lentitud en la tarea de inocular a los sanjuaninos con el objetivo de alcanzar lo más rápido posible la inmunidad de rebaño, que es el fin último al que se tiene que aspirar para ofrecer garantías de salud respecto del virus.


La llegada a la provincia, en la víspera, de 13.200 dosis de la vacuna Spunik, de las cuales 6.600 corresponden al primer componente y las 6.600 restantes al segundo componente, implica que en los próximos días habrá una intensa tarea vacunatoria que debería implementarse efectivamente para llegar lo más pronto posible a personas que serán inoculadas por primera vez como a otras que esperan ansiosamente el segundo componente para alcanzar un mayor grado de inmunidad.


En términos generales se precisan más horas de vacunación y más lugares habilitados, con una mayor cantidad de enfermeros o personas habilitadas para la tarea. Es decir una logística más amplia y aceitada para que esa cantidad de dosis se apliquen lo más rápido posible en espera de nuevos componentes que ya deberían estar gestionándose. La idea de implementar la vacunación contra el covid-19 casa por casa, podría comenzar a implementarse realizando primero operativos en cada uno de los barrios, las escuelas -aprovechando el receso de invierno-, uniones vecinales, clubes deportivos y otras entidades intermedias. También sería conveniente implementar horarios especiales de vacunación para la gente que no puede faltar a sus lugares de trabajo o no puede dejar de realizar tareas esenciales, haciéndolos extensivos fuera de los términos que hay actualmente.


La tarea de concientización sobre la vacunación también es importante, ya que si bien la decisión de inocularse es libre y no es obligatoria, es necesario que se haga ver a las personas que todavía no se han vacunado la conveniencia de hacerlo, explicándoles que se minimizan los riesgos de complicaciones que provoca el virus, con el solo objeto de salvar vidas.


Por ahora existe la imperiosa necesidad de terminar de vacunar aquellos grupos considerados estratégicos, para después intentar cubrir al resto de la población hasta alcanzar la inmunidad que permita mayores libertades de circulación y actividades.