La medicina oftalmológica aconseja como imprescindible el uso de anteojos de sol, incluso en personas que gozan de una visión perfecta, debido a la intensa radiación que está recibiendo la Tierra, no sólo en épocas de verano sino durante todo el año. La exposición a los rayos ultravioleta (UV) puede causar graves trastornos visuales, pero hasta ahora en la Argentina no existía una reglamentación que asegure la calidad de filtrado de las gafas de venta libre.
Ante este vacío normativo, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) ha publicado en el Boletín Oficial de la Nación la disposición 562 que exige la inscripción de los fabricantes e importadores de anteojos de sol para conocer los niveles de calidad mínima de sus productos. Aquellos que no cuenten con la debida autorización -que estará etiquetada- deberán ser retirados del mercado para su destrucción.
Tanto el sector que nuclea a las ópticas como la Anmat han dado un paso fundamental, aunque tardío, para impedir que productos que carecen de legitimidad se vendan indiscriminadamente, hasta en las veredas, como se puede observar en San Juan. Precisamente, nuestra provincia soporta una intensa radiación solar por las características geográficas. La radiación UV aumenta un 4% por cada 300 metros de altitud sobre el nivel del mar, o sea que el Valle de Tulum tiene alrededor del 10 por ciento.
La reverberación, o radiación reflejada, se potencia en los diferentes tipos de suelo, como la arena, la nieve y el agua, a veces hasta en un 90%, con el agravante de que aún en días nublados los rayos UV siguen penetrando aunque se atenúe la sensación de calor. Ante este panorama no debe permitirse la venta de anteojos de sol en cualquier lugar y sin las garantías de filtrado del producto, sea de importación o de fabricación nacional.
Con la resolución de la Anmat el consumidor podrá establecer si el producto que adquiere tiene los filtros adecuados y qué nivel de protección le garantiza su uso. La medida oficial garantiza también la competencia legal y permitirá la incorporación de mano de obra especializada, tanto en los procesos productivos como en los comerciales.
Y la Aduana nacional pondrá freno al ingreso de anteojos que no cumplan con los requisitos exigidos por el control de la salud visual de la población, como ocurre en numerosos países donde rigen rigurosos controles sanitarios.
