Históricamente se ha dicho que San Juan posee una de las redes de riego realizadas por el hombre más extensa que se hayan diseñado -supera los 2.000 kilómetros-, con el objeto de cubrir las zonas de cultivos localizadas en cada uno de los valles, que suman en total unas 220.000 hectáreas, es decir un 2,4% del total de la superficie provincial. Cabe señalar que de ese total no todas están empadronadas con derecho a riego, cumpliendo con este requisito unas 160.000 ha de las cuales, en la actualidad, no todas están en producción a consecuencia de la crisis hídrica que afecta con dureza a la provincia, una de las causas que llevan a la necesidad de contar con la red de riego en óptimas condiciones que incluye la impermeabilización de los canales.
De las tres zonas de riegos en que está dividida la provincia, los canales principales están debidamente impermeabilizados, así como también muchos de la red secundaria, en una extensión de unos 1.200 kilómetros. Donde el déficit es mayor es en la red terciaria, especialmente en los departamentos más alejados como Calingasta e Iglesia donde prácticamente no hay red de riego, sino que la distribución se realiza directamente con tomas de los ríos que luego son encauzadas por canales de tierra. Esta red terciaria tiene unos 700 kilómetros que Hidráulica está interesada en impermeabilizar y racionalizar para evitar un mantenimiento que actualmente es muy caro y que requiere de una atención permanente.
Bajo este mismo concepto y de acuerdo a lo previsto por la Ley de Eficiencia Hídrica, es necesario y conveniente seguir trabajando en un proceso de racionalización de los canales que posibilite una mejor distribución del agua disponible a fin de que cada sector cuente con los recursos necesarios para sus cultivos.
Mejorar este sistema de distribución es prioritario en momentos en que es vital asegurar la llegada a los regantes coleros la escasa agua que se está distribuyendo. Es un hecho que en la medida que los canales secundarios y terciarios no estén en condiciones óptimas, el agua encontrará dificultades para ser encausada, especialmente en los tramos finales de la red de riego. Hay que tratar que el agua no se pierda en el camino por absorción de la tierra o por filtraciones que se producen en cauces que, a pesar de estar impermeabilizados, presentan numerosas grietas por rotura del cemento.
Es menester que a esta tarea de impermeabilización y mantenimiento de canales secundarios y ramos distribuidores, se sume la acción de los respectivos municipios ayudando a mantener limpios los canales y colaborando con obras de mejoras, a fín de que la red de riego presente el mínimo de inconvenientes. Si bien los canales pertenecen al ámbito provincial, la colaboración municipal en estos momentos debería ser una norma que demuestre que los intendentes también están preocupados por la acuciante situación que pasan los regantes cuando ven que el agua para riego no llega en tiempo y forma hasta sus fincas.
