En momentos en que los valores de los niños, jóvenes y adolescentes pasan por una crisis preocupante, la conveniencia de la enseñanza de la religión en escuelas públicas y privadas adquiere especial relevancia y surge como una alternativa de implantar normas de conducta beneficiosas para nuestra sociedad. En este marco la Corte Suprema de Justicia de la Nación está debatiendo la constitucionalidad de la ley de la provincia de Salta que incluye esta enseñanza en el plan de estudios de las escuelas de esa jurisdicción, ante la oposición de algunos sectores que están en contra de la norma. De fallar a favor se creará jurisprudencia para que el resto de las provincias y el país en general incluyan este tipo de instrucción que cuenta con adeptos y oponentes.

En consonancia con lo expresado por expertos en educación, la enseñanza religiosa no sólo debe ajustarse a impartir conocimientos en general de las religiones, sino hacer que los alumnos pongan en práctica lo que ellas inculcan. El ejemplo de Jesús debe ser aprendido de la misma forma que el de Mahoma o Buda, en relación a que los profetas vinieron a difundir la palabra de Dios en la tierra. Esto mismo corresponde a conocer sobre el cristianismo, el islam y el judaísmo, y lo que cada una de estas corrientes propone respecto del buen comportamiento, normas morales, amor al prójimo y honorabilidad que es común a cada una de ellas.

La posibilidad de incluir la enseñanza religiosa en los programas de estudio responde a un "vacío legal” en el país tras la derogación en 2015 de la Ley 1420 de educación común sancionada en 1884. Esa norma dio por terminada con ese tipo de instrucción al disponer la enseñanza obligatoria, gratuita y gradual. No hacía mención al carácter laico de la educación por lo que la instrucción religiosa quedó en calidad de optativa. Tras la derogación de la 1420 fue reemplazada por la actual Ley de Educación Nacional 26.206 de 2006 y por leyes provinciales, entre las que está la de Salta.

En este marco hay que tener en cuenta que las grandes religiones monoteístas vigentes en el planeta guardan similitudes en cuanto a la creencia de un Ser superior y de profetas que han dejado pautas de vida y comportamiento. Inculcar estos valores surge entre las prioridades de la escuela actual.