Si la economía de un país es el reflejo de sus avatares políticos, Brasil puede desmentir esa teoría con fundamentos contundentes: acaba de salir de la peor recesión de su historia mediante un veloz crecimiento a pesar de los graves escándalos de corrupción que complican al presidente Michel Temer igual que a sus recientes antecesores. 

Los datos del comportamiento de la economía brasileña, difundidos al cierre del primer cuatrimestre del año, señalan que el Producto Bruto Interno (PBI) se expandió un uno por ciento en el primer trimestre respecto a igual período anterior, con la novedad de que fue el índice más acelerado registrado a partir del segundo trimestre de 2013, según la agencia oficial de estadísticas. 

Esta expansión, la primera después de ocho trimestres de contracción, estuvo en línea con las estimaciones de las consultoras privadas. También se revisaron los datos del cuarto trimestre de la etapa recesiva y se comprobó que la mayor economía latinoamericana se contrajo en ese lapso 0,5% contra el 0,9% pronosticado.  

Pero lo trascendente es que la peor y más prolongada crisis brasileña, desde la toma de registros en 1901, se ha revertido tras la caída en la década anterior provocando una desocupación histórica y precipitó la destitución de la expresidenta Dilma Rousseff el año pasado, tras un juicio político por las irregularidades presupuestarias que impactaron en la marcha de la economía. 

El cuestionado Temer se muestra ahora exultante con los números positivos y dice ser el resultado de las medidas que ha tomado, a lo que se suma una amplia moratoria impositiva con la intención de recaudar 4.000 millones de dólares este año. En tanto la balanza comercial subió a un máximo histórico de 7.661 millones de dólares en mayo, resaltando la recuperación económica en medio de una cosecha de soja récord y un aumento en la venta de automóviles. En dólares las exportaciones totalizaron 19.792 millones y las importaciones 12.131 millones. 

Son muy buenas noticias para la economía argentina, con repercusión en San Juan por la reactivación de un mercado tradicional para nuestra agroindustria.