El presidente Donald Trump sorprendió al mundo el 1 de junio de 2017 al anunciar que había tomado la decisión retirar a los Estados Unidos del Acuerdo de París sobre el cambio climático, argumentando los costos que debía afrontar el contribuyente norteamericano en la lucha ambiental y porque sus políticas se compatibilizaban con un ambiente saludable. Por cuestiones contractuales del propio convenio, la renuncia no se formaliza de inmediato y había esperanzas de una reconsideración de Washington pero esto no ha ocurrido.


Por el contrario, la Casa Blanca esperó hasta esta semana para cumplir el punto 28 del Acuerdo de París, que establece que cualquier país que haya ratificado el convenio, como es el caso de Estados Unidos, solamente podía solicitar su salida tres años después de la entrada en vigor, plazo que se cumplió el lunes último. Y una vez presentada formalmente la petición, tiene que transcurrir otro año para que la salida del cuerdo sea efectiva, por lo cual EEUU se desvinculará el 4 de noviembre de 2020.


Al cumplirse este proceso formal se sumará a Nicaragua y Siria, los únicos países no firmantes de los compromisos adoptados en París por casi 200 naciones para luchar contra la crisis climática que amenaza la existencia de la vida del planeta. La convocatoria de las Naciones Unidas para acordar acciones contra el calentamiento global tuvo expectativas por las decisiones de China y EEUU, los mayores contaminantes de la tierra, ya que tanto Pekín como la Administración de Barack Obama coincidieron en liderar la transformación ecológica que reclamaba el medio ambiente.


Mike Pompeo, el jefe de la diplomacia estadounidense volvió a justificar la decisión de Trump de dar la espalda al Acuerdo de París debido a lo que calificó de "carga económica injusta'' a los trabajadores, empresas y contribuyentes por las promesas de EEUU hechas en virtud del acuerdo. Pero si son dudosas estas argumentaciones, más increíbles son las afirmaciones del Secretario de Estado al afirmar que desde el anuncio del abandono del pacto ese país ha reducido todo tipo de emisiones, incluso a medida que crece la economía y el Gobierno garantiza el acceso de los ciudadanos a energía limpia.


Lejos de esa realidad, las organizaciones ambientalistas no sólo han condenado la ratificación de la renuncia de EEUU a las políticas ecológicas globales sino también aportando detalles del seguimiento que hacen en diferentes naciones para conocer los avances en materia de sustentabilidad ambiental y en ningún momento hay logros norteamericanos. Por el contrario ahora por primera vez es un país exportador de petróleo.