Según últimos relevamientos, se calcula que existen unos 370 millones de indígenas en más de 
90 países, los cuales representan un 15 % de la población mundial y conservan el 80% de la biodiversidad del planeta. Sin embargo son muy pocos los países que tienen políticas específicas para atender las necesidades de pueblos marginados de la evolución de la humanidad, incluso por el apego a sus propias culturas. 


No obstante, las Naciones Unidas realiza una ardua tarea de asistencia técnica y humanitaria mediante ayuda de las diferentes agencias del organismo, pero hace falta aumentar la cooperación y pasar de los principios a las acciones en las relaciones con los pueblos indígenas. Es decir, aumentar los recursos económicos e implementar la agenda de desarrollo sostenible acordada a nivel mundial hasta 2030, con una perspectiva de derechos humanos. El Fondo Verde para el Clima, que movilizará 100.000 millones de dólares anuales en la lucha contra el cambio climático, debería atender la producción agroecológica indígena. Y garantizarles una certificación internacional que reconozca la calidad de los productos de los nativos.