El viaje a las islas Malvinas realizado en esos días por familiares de soldados argentinos sepultados en el cementerio de Darwin, fue el resultado de un largo proceso diplomático, técnico y humanitario que demoró casi seis años desde que se dio el primer paso. El deshielo fue el resultado de numerosas reuniones políticas, firma de acuerdos, trabajos científicos y negociaciones con los familiares y con los isleños para despejar dudas y superar prejuicios.


Nada se podría haber logrado para que los parientes de los caídos puedan identificar con nombre y apellido las tumbas de sus seres queridos, si no hubiese mediado un cambio de gobierno en la Argentina. Es que aunque la Cruz Roja fue contactada en 2012 para identificar los cuerpos, la tensión que existía entre nuestro país y el Reino Unido dificultó los avances de las tratativas hasta que cambiaron las relaciones bilaterales al asumir Mauricio Macri. Todo se materializó en una declaración conjunta, firmada en 2016, que aceleró el acuerdo para realizar esta misión humanitaria.


Ha sido un arduo proceso de identificación que demandó la participación de una decena de expertos durante casi dos meses en el territorio insular y varios meses más en la Argentina, Gran Bretaña y España con los resultados exitosos palpables.