La utilización de plasma en los tratamientos de los pacientes con Covid-19 se ha convertido en una práctica usual, con un elevado porcentaje de éxito en la recuperación de personas infestadas. De ahí la importancia de contar con este componente sanguíneo, para disponerlo cada vez que se necesita, en tratamientos indicados para casos de extrema gravedad. 


El plasma se extrae de la sangre del ser humano, por lo que su obtención está muy vinculada con la donación de sangre que se deben concretar en ámbitos oficiales o institutos debidamente autorizados. El 55% de la sangre es plasma, líquido que sirve de medio de suspensión a las plaquetas, los glóbulos rojos y los leucocitos o glóbulos blancos. En los últimos tiempos la concurrencia de donantes -en este caso, personas que tuvieron Covid-19 y luego se recuperaron- no ha sido el esperado por lo que el, denominado, Banco de plasma que funciona en la provincia no cuenta actualmente con las reservas suficientes como para atender los casos graves que se presentan. De los 121 recuperados que había hasta el martes pasado en San Juan menos del 10 % -alrededor de 19 personas- donaron plasma. Esto es insuficiente para atender una demanda que tiende a ser cada vez mayor, con el surgimiento de nuevos casos y el agravamiento de alguno de ellos. 


La salida a esta situación es apelar a la solidaridad de los recuperados haciéndoles comprender que con la donación de su plasma se puede llegar a salvar muchas vidas, y que no se corre ningún peligro pudiendo, incluso, un donante repetir la acción en un plazo no mayor de 72 horas. Es importante que para este tipo de donaciones también se tenga en cuenta el historial del recuperado, determinando su óptimo estado de salud, a fin de contar con un componente sanguíneo que no ofrezca ninguna alteración peligrosa. Para esto están los estudios previos, que son los que deben garantizar la calidad del plasma. 


Se trata de una nueva forma de expresar solidaridad con el prójimo, muy diferente a la que hemos venido observando hasta ahora en el que el objeto de la donación eran cosas materiales como alimentos, ropa, calzado y otros productos de primera necesidad. Al donar plasma, el sujeto recuperado hace entrega de algo muy propio, en un acto altruista para el que no hay que tener condiciones excepcionales y que sólo lo justifica el amor al prójimo. Es la misma actitud que se asume cuando se dona sangre destinada a transfusiones, una acción totalmente controlada que como establece la OMS (Organización Mundial de la Salud) "salva vidas".