El Gobierno de la Provincia de Buenos Aires acaba de promulgar la ley 15.100 que habilita a todas las personas a practicar deportes de manera amateur o profesional, conforme a la identidad de género autopercibida. La norma da cumplimiento a lo previsto en la Ley Nacional de Identidad de Género 26.743, en cuanto al acceso al deporte, que espera la reglamentación desde 2012.


Precisamente la ley bonaerense otorga un plazo de 60 días para que sea reglamentada y otorgar pleno derecho a que la persona deportista pueda registrarse, inscribirse, participe y compita en el marco de las actividades que realicen una liga, federación, o confederación en el territorio provincial.


Las entidades deberán dar lugar a quienes se perciban como hombre o mujer para desarrollar una disciplina amateur o profesional y se prevén severas sanciones a quienes lo impidan. Todo comenzó con Saira Millaqueo, una deportista trans de Bahía Blanca que debió recurrir a la Justicia para ser jugadora profesional de hockey femenino y finalmente logró que la Confederación Argentina de ese deporte la fichara. Otras cinco jugadoras trans esperan habilitaciones similares.


El género autopercibido es un tema fuera de discusión porque los derechos están asimilados en la sociedad, más allá de las leyes y los amparos judiciales por situaciones puntuales. Pero en el deporte, caso del hockey femenino, las jugadoras trans tienen una ventaja competitiva.


Por eso los clubes se quejan no por discriminación sino por las ventajas de una jugadora transexual al que le temen las contrincantes en un deporte de roce como el rugby, porque se emplea la fuerza de un hombre. Esto lo denunció Patricia Navarro, jugadora de la categoría intermedia del Trelew Rugby Club por las ventajas que plantea la superioridad física de una mujer con cuerpo masculino.


Las reglamentaciones de las leyes de identidad de género en el deporte deben tener en cuenta los récords mundiales en cada disciplina que demande fuerza muscular o resistencia física de los participantes a fin de establecer diferencias. Es en los cuerpos de la mujer y del hombre deportistas donde más se sienten las diferencias, y los controles de doping observan los valores de testosterona para marcar las diferencias.


La identidad de género autopercibida es inapelable como derecho básico, pero la excelencia en el deporte la determina las reglas claras de equidad competitiva. ¿Qué podría pasar en el boxeo femenino?