La llamada "guerra eterna" de los Estados Unidos en el extranjero, iniciada el 7 de octubre de 2001 con la invasión a Afganistán como represalia a los ataques terroristas del 11 de septiembre en Nueva York, Washington y Pensilvania, cuyos autores intelectuales, incluido Osama bin Laden y la organización Al Qaeda, habrían operado con la asistencia de los talibanes, se acerca de la retirada de las tropas norteamericanas y las aliadas de la OTAN involucradas en las operaciones.


Finalmente el presidente Joe Biden dará por concluida una contienda iniciada por George W. Bush que intentaron terminar sus antecesores Obama y Trump a lo largo de estos años, mientras subían los costos en vidas perdidas, más de 2.500 estadounidenses, decenas de heridos, y unos dos billones de dólares de los contribuyentes que se siguen preguntando: ¿Valió la pena? Es que la retirada de EEUU se efectúa en momentos en que los talibanes ganan mayor control del territorio afgano.


El simbólico final se produjo el lunes pasado con escasa cobertura periodística cuando el comandante de las fuerzas armadas conjuntas, Austin Scott Miller entregó el mando y de ahora más el liderazgo será de un comando en la Florida hasta el 31 de agosto, cuando se complete la evacuación. A partir de allí la Casa Blanca cambiará las operaciones antiterroristas contra la insurgencia de Al Qaeda y el autodenominado Estado Islámico, desde la base de Tampa.


Los talibanes buscan una solución militar para volver al poder, según se ha comprobado en los infructuosos intentos de EEUU de poner fin a la contienda mediante un acuerdo de paz entre los insurgentes y el presidente afgano Ashraf Ghani. La negativa se relaciona con el mayor control de los territorios ganados por los talibanes, estimado en más de un tercio del país, y esperan volver a restablecer el poder con el fanatismo de la particular interpretación de la guerra santa, despojando al pueblo de los derechos y libertades fundamentales.


Se duda de que la presencia militar y de seguridad occidental haya logrado su objetivo en un país que después de 20 años no logra la paz, con el agravante de que tanto el Estado Islámico como Al Qaeda y otros grupos terroristas siguen vigentes, y ahora alentados por la próxima retirada de las fuerzas militares que buscaron pacificar la nación con un orden donde se respeten los derechos humanos y particularmente a la mujer, sometida a una vida de esclavitud.


Con la retirada occidental comenzará una etapa de incertidumbre en el sufrido país asiático, y para EEUU habrá sido la guerra más cara de su historia.