A pesar de que Argentina está muy preocupada por lo que ocurre con la propagación del Covid-19 en los sectores más carecientes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o en el conourbano bonaerense, donde en los últimos días se ha dado un aumento de casos, esta situación no tiene punto de comparación con lo que está sucediendo en países vecinos como Brasil, Chile y también en Perú, donde los sistemas de salud están al límite de su colapso debido a un rebrote de la pandemia. En el caso de Chile, donde el 93% de sus camas están ocupadas al tener más de 46.000 casos confirmados de coronavirus, estas cifras llevaron a las autoridades a disponer el viernes último una nueva cuarentena obligatoria en la ciudad de Santiago, capital del país, y comunas aledañas cuando estaba todo previsto para iniciar una etapa de flexibilización hacia la normalidad, después del confinamiento al que habían estado sometidos.
Desde las áreas de salud de Chile y Perú admitieron que la situación es muy preocupante porque se están acercando peligrosamente a la experiencia ya vivida por países europeos, como Italia o Francia, de afrontar el difícil problema ético de no saber a qué pacientes conferir los últimos recursos de que se disponen.
En Brasil, donde la situación es tan o más grave que en los otros dos países, con 241.000 casos de Covid-19 y 16.118 muertes producto del virus, las camas de las unidades de cuidados intensivos ya están en un 90% ocupadas y la situación se agrava mucho más porque se espera para las próximas semanas el inicio del período de otras enfermedades que pueden llegar a confundirse con el Covid-19 como es la influenza, el dengue y el sarampión.
Los medios de todo el mundo han coincidido en designar a este fenómeno como "una tormenta perfecta" en materia sanitaria, con consecuencias insospechadas hasta ahora. En tanto el presidente Jair Bolsonaro sigue ejerciendo una guerra política a las medidas de aislamiento aconsejadas por la ONU y que han puesto en práctica, con cierto éxito, numerosos países del mundo y de la región, entre ellos la Argentina.
La situación es delicada y aunque está en vigencia el cierre de las fronteras, siempre existe el riesgo de que los contagios pasen de un lugar a otro y en este caso Brasil y Chile tienen numerosos puntos en común con Argentina, a través de pasos que no suelen estar bien controlados o que la gente utiliza para el contrabando.
La seguridad sanitaria de nuestro país y la necesidad de no volver atrás con niveles iniciales de cuarentena depende hoy más que nunca de que los controles de esos puntos conflictivos sean estrictos para impedir casos exportados de los países limítrofes.
