El reciente informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre las expectativas mundiales de la marcha de la economía en este 2021, tiene una referencia muy optimista sobre el crecimiento de la Argentina con una suba del 5,8% sobre la estimación anterior del 4,5%, lo cual es muy alentador sobre el panorama sombrío que ofrece nuestro país y por ello las negociaciones para obtener asistencia financiera del organismo y del Banco Mundial. Pero la evaluación dejó en claro lo mucho que se debe hacer en materia de estabilización macroeconómica.


La actualización optimista del crecimiento del PBI desde la última estimación, en enero pasado, se basa en un efecto menos negativo de la pandemia en la actividad económica, incluyendo un aumento en los precios de los alimentos a nivel mundial, una de las principales exportaciones argentinas, pero hay un duro camino por delante como ordenar las cuentas oficiales y enfrentar decididamente a la inflación.


En el diagnóstico del FMI, la consejera económica Gita Gopinath, que elaboró el informe, señala que la Argentina como otros de los países de la región debieron adoptar medidas de contención ante la crisis sanitaria, con efecto en la actividad económica que fueron positivas y evitaron que la caída no fuese tan negativa como se había previsto anteriormente. Pero aclara que las variables fiscales e inflacionarias no están incluidas porque están ligadas al programa de negociación aún pendiente.


Para este enfoque no caben dudas de la gestión de Martín Guzmán, el ministro con mejor imagen dentro del gabinete y con logros de la estabilidad del dólar y las mejoras en la actividad económica, reconocida por el FMI, lo que le dan mayor respaldo frente a las incongruencias del oficialismo. En estas internas apareció el 24 de marzo pasado la vicepresidenta alegando públicamente que no se le iba a pagar al organismo, dejando descolocado al funcionario nacional, muy respetado en el plano internacional.


Para los analistas, Martín Guzmán es quien está empezando a poner en orden las cuentas de la macroeconomía, con el respaldo del Presidente, del empresariado y de los organismos multilaterales, a pesar de la intransigencia kirchnerista que sólo mira las próximas elecciones, y de las recetas fracasadas de Axel Kicillof, que todavía no puede cerrar un acuerdo con los acreedores bonaerenses en lo que va de su gestión.