Desde que el papa Francisco recibió en el Vaticano al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en octubre del año pasado, generando los más variados comentarios de la comunidad internacional, que en su mayoría no vio este gesto con agrado, el Sumo Pontífice no ha dejado de expresar su predisposición para intervenir en la solución de la grave crisis por la que atraviesa este país. El último pronunciamiento lo hizo el pasado domingo al término de la oración del Ángelus, con los peregrinos reunidos en la Plaza San Pedro. En la ocasión expresó su cercanía con el pueblo venezolano, especialmente ante la proximidad del 5 de julio, fecha en la que se celebra la independencia de Venezuela. En ese sentido aseguró su oración por esa nación y su cercanía con las familias que han perdido a sus hijos en las manifestaciones recientes.


El Papa viene bregando porque se ponga fin a la violencia que impera en Venezuela, desde el inicio de la actual crisis cuando expresó la necesidad de una "cohesión social" que proporcionara paz a los venezolanos. En forma permanente y sistemática ha expresado la voluntad de la Santa Sede de intervenir en la crisis como mediadora pero "con condiciones claras" como lo expresó el 29 de abril de este año. En un encuentro reciente con los obispos venezolanos quedó en claro el firme deseo de la Iglesia de promover un proceso para que "haya paz y justicia" a fin de asistir a las personas que "pasan necesidades''.


Las estadísticas señalan que en los últimos 90 días de protestas en Venezuela han muerto alrededor de 84 personas, a consecuencia de la acción de fuerzas oficiales o paramilitares contra los propios ciudadanos. No obstante desde la Iglesia Católica se está pidiendo a las familias de quienes han sido asesinados, que no se dejen llevar por el odio. Se cree que es el momento clave de mantener la calma ya que hasta el próximo 30 del corriente, fecha establecida para la Asamblea Constituyente convocada por el Gobierno de Maduro, la situación será compleja. Será una etapa en la que deberán prevalecer las enseñanzas de trabajar por la paz, demostrando la fuerte convicción del pueblo venezolano de que es necesario restablecer el orden democrático en un país que ha perdido esta condición en manos de un gobierno que no respeta la opinión pública ni los derechos de los ciudadanos.