En un mundo en el que la virtualidad se está convirtiendo en algo común para muchas actividades, la educación se ha encargado de demostrar que no todo puede manejarse en forma virtual y que la presencialidad es fundamental en el proceso enseñanza-aprendizaje. Esto es lo que han tratado de expresar a las autoridades de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) los alumnos de los colegios preuniversitarios quienes la semana pasada pidieron definiciones respecto de la modalidad de enseñanza y una mayor presencialidad durante el ciclo lectivo 2021. Es la primera vez que un grupo de alumnos sale a manifestarse a favor de concurrir a clases con un reclamo, cuya modalidad puede compartirse o no, pero que deja en claro cuál es la posición de los alumnos respecto a la conveniencia de asistir a clases y recibir los conocimientos directamente de sus profesores. 

Es la misma polémica que se plantea en el nivel universitario donde la virtualidad ha ganado mucho espacio, pero todavía quedan materias prácticas que requieren de las clases presenciales. 

A consecuencia de la pandemia del coronavirus, el año pasado, la educación en general debió recurrir a la modalidad virtual para poder hacer frente a un ciclo lectivo muy particular. Todo los niveles de educación se tuvieron que adaptar a un nuevo sistema de enseñanza, algunos con mayor facilidad que otros. Los niveles primarios y secundarios fueron los más comprometidos, basándose en un sistema de guías que los alumnos debían completar en sus casas bajo el seguimiento de los docentes. El nivel universitario, aunque un poco más preparado para la virtualidad afrontó otros inconvenientes como el de la falta de conectividad en muchas zonas de la provincia. 

Después de la experiencia pedagógica de un año con predominio virtual que arrojó muy bajos resultados y que solo sirvió para sostener el sistema educativo en plena pandemia, las autoridades de educación resolvieron reiniciar el ciclo lectivo 2021 mediante una modalidad que conjuga lo virtual con lo presencial, cuando se podría haber apostado a la presencialidad total como aconsejaban algunos expertos en educación. 

El reclamo de los alumnos preuniversitarios que nació de la experiencia propia de estos educandos que se han dado cuenta de la necesidad de volver a las aulas, demuestra que la presencialidad no es un capricho antojadizo, sino que está vinculada a una necesidad que nace de la naturaleza humana en lo más profundo del proceso de comunicación que lleva al aprendizaje.