Julián Assange, el fundador del portal Wikileaks, está refugiado en la embajada de Ecuador en Londres desde hace cinco años para evitar enfrentar un juicio por la publicación de miles de documentos militares y diplomáticos clasificados. Es una de las mayores filtraciones de información reservada en la historia del espionaje moderno.

Para algunos se trata de una suerte de héroe cibernético por haber dado a conocer los abusos de poder de los gobiernos de las naciones más desarrolladas, y de esta manera defender la libertad de expresión. Para otros observadores es un delincuente que ha socavado la seguridad de Occidente. En las revelaciones de las comunicaciones secretas, prácticamente ningún país quedó quedó a salvo, incluso la Argentina.

Lo curioso del caso que involucra al especialista estadounidense de 45 años, es que no pidió refugio en la embajada ecuatoriana en 2012 por el delito de indiscreción en secretos de Estado sino para evitar la extradición a Suecia donde se lo acusa por violación, la cual niega, que habría ocurrido durante su permanencia en ese país. Temía que las autoridades suecas lo entregaran a Estados Unidos donde se lo reclama por espionaje, entre otros cargos.

Pero todo esto es sólo un capítulo de la curiosa vida de Assange, porque si bien los fiscales suecos anunciaron el viernes pasado que abandonaron la investigación por violación, la policía británica dijo que el fundador de Wikileaks sería arrestado si abandona la sede diplomática.

Tampoco está dicha la última palabra en Estocolmo, porque la Fiscalía aclaró que abandonar una investigación no es la absolución de Assage, ya que podría reabrirse el caso si viaja a Suecia antes del plazo de prescripción en 2020. Además quedan latentes las reacciones de otros países involucrados en las escuchas que buscan resarcimiento y penas para Wikileaks.

El contraataque del hacker refugiado no se queda atrás. En su cuenta en Twitter, dijo que "no olvida ni perdona" por el tiempo que pasó refugiado. "Detenido siete años sin cargos mientras mis hijos crecían y mi nombre era mancillado", lo que presupone acciones legales contra Suecia, EEUU y Gran Bretaña, por lo menos.