Un informe dado a conocer en Bonn, Alemania, sede de la 23ra Conferencia de las Naciones Unidas sobre el clima, con asistencia de 25 mil científicos, enviados especiales, activistas del medio ambiente y especialistas en el seguimiento del calentamiento global, ha confirmado una realidad que se suponía: los trabajos comprometidos en la última Cumbre están muy demorados, o directamente no comenzaron.


Las severas alteraciones climáticas de los últimos años, con devastadores huracanes, inundaciones y sequías, junto a olas de calor sin precedentes, son consecuencias de la lentitud en cambiar las matrices energéticas altamente contaminantes, entre otras urgencias que tiene el planeta para seguir manteniendo el difícil equilibrio de los ecosistemas.


Desde 2015 estamos viviendo los años con mayor temperatura a partir del momento en que dispone de los registros oficiales de carácter global, y ahora en nuestro hemisferio se esperan valores récord en virtud de que nada ha cambiado para atenuar este panorama preocupante. Precisamente, la Organización Meteorológica Mundial, el ente específico de la ONU, ha señalado que 2017 se encamina a convertirse en otro año de temperaturas agobiantes.


Los representantes de los 196 países -entre ellos la Argentina- que deliberan esta semana en Bonn deben buscar un consenso sobre las reglas de implementación del Acuerdo de París, que busca contener el calentamiento global por debajo de 2 ºC con respecto a la era preindustrial. Pero, según varios estudios, los compromisos actuales contraídos por los Estados miembros firmantes del acuerdo, son insuficientes y las proyecciones a largo plazo van todas en mala dirección. Las concentraciones en la atmósfera de los principales gases con efecto invernadero continúan aumentando, de manera que en relación a los niveles de 1750, la concentración de dióxido de carbono y de metano es 1,5 y 2,5 veces superior.


Con estas alteraciones, el alza del nivel del mar y la acidificación de los océanos, entre otros indicadores del cambio climático, también continúan.


El crítico panorama climático debe hacer reflexionar a todas las naciones con respecto a la amenaza que cierne sobre la habitabilidad del planeta. Urgen respuestas efectivas, acotando los plazos de los compromisos políticos de la Cumbre de París.