Todo el esfuerzo que se está haciendo para reducir el gasto público y alcanzar el anhelado déficit cero no tendrá ningún sentido si no se logra garantizar esta conducta en el tiempo, como si fuera una política de Estado y no una acción casual motivada por la necesidad de solucionar un eventual estado de crisis como el que se está viviendo.
Las administraciones que se sucederán de ahora en adelante deberán tener muy en claro que esta aproximación a la solución del excesivo gasto público por parte del Estado es un logro que pone a la Argentina en inmejorables condiciones de iniciar una etapa de equilibrio financiero que producirá varias mejoras, entre ellas la reducción de la inflación, uno de los flagelos más perjudiciales para el bienestar de la sociedad.
Después de 70 años, período estimado desde que la Argentina comenzó a tener abultados déficit fiscales en sus ejercicios anuales de gastos y recursos, el país está frente a un momento histórico que puede llegar a marcar un antes y un después en materia del ordenamiento de sus cuentas, a fin de que los desórdenes a los que se está acostumbrado dejen de incidir negativamente en la marcha de la economía.
Se toman 70 años para atrás -como lo expresara el presidente Macri al referirse al origen de los problemas económicos-financieros de la Nación- como una forma de señalar el período histórico en que la Argentina pasó a tener una inflación promedio de casi el 150% anual. Hasta antes de esa fecha y desde la organización institucional del país, la inflación se había mantenido en niveles aceptables, posibilitando crecimiento y desarrollo.
Lo que deberán tener muy en cuenta las futuras autoridades de la Argentina, es que cualquier intento por desbaratar este nuevo esquema que el Gobierno nacional prevé sostener a partir de la sanción del Presupuesto del próximo año, los pondrá en evidencia como deficientes administradores. A partir de ahora no se puede volver a la ecuación anterior donde se ha estado gastando más de lo que se produce o se dispone. Cualquier medida que se implemente en ese sentido, deberá ser tomada como un intento por volver al pasado. A un período de nuestra historia donde la mayoría de los presupuestos fueron sancionados, con el conocimiento de que debían financiarse con deuda. Un acto de irresponsabilidad que ha llevado a que un país de ilimitados recursos se encuentra en tan mal estado económico y financiero.
