Si se mantiene el actual crecimiento mensual consecutivo de la economía, se cumplirán las previsiones de las calificadoras internacionales que monitorean los índices anuales que marcan la evolución de las naciones en desarrollo. El último informe del Estimador Mensual de Actividad Económica del Indec, señala un acumulado de 2,5% en los primeros nueve meses de este año y una continuidad para 2018 con mejores perspectivas.

No obstante hay sectores que muestran una contracción por una situación derivada de los altos costos internos, particularmente la incidencia fiscal, laboral y logística. Existe una disparidad notoria entre los sectores con mayores crecimiento, como la pesca con 39,8% siguiéndole la construcción, la producción agropecuaria y el comercio mayorista -datos hasta septiembre- en tanto se mantiene el amesetamiento de rubros con menores logros, entre ellos los provenientes de las economías regionales entre los que se encuentran las actividades económicas sanjuaninas.

Los números son reflejo del ordenamiento macroeconómico iniciado con el cambio de gobierno, pero la Argentina sigue lejos de ser competitiva para avanzar en los mercados externos, de manera de obtener las divisas genuinas de la balanza comercial. Los costos de producción son altísimos con respecto a los competidores regionales, caso de Brasil, Chile y México, por ejemplo, y vale como referencia el IVA en la industria automotriz mexicana, que se aplica en la unidad terminada lista para rodar y no en todos los insumos como en las terminales argentinas. La falta de infraestructura encarece los fletes y los costos laborales también son mayores en nuestro país.

Por ello la necesidad de un cambio estructural impositivo para impulsar la competitividad eliminando los impuestos regresivos, aquellos perentorios anunciados por “única vez” en las crisis cíclicas, pero que se mantienen en el tiempo. Urge el tratamiento parlamentario de las reformas fiscales impulsadas por el Gobierno nacional, consensuadas con las provincias, a fin de sincerar la economía de la misma forma que el Estado debe racionalizar su personal y achicar su abultado déficit administrativo. Inquieta también el endeudamiento de la actividad privada, la alta inflación y la dependencia del dólar como referencia financiera lo que implica estar sujeto a la inestabilidad cambiaria.