Desde que en junio de 2016 una votación de la ciudadanía británica dispuso abandonar la Unión Europea con la ruptura conocida como "brexit", todavía sin resolverse si será ordenado o traumático, el daño económico es considerable para el Reino Unido. La incertidumbre produjo una drástica caída de la inversión con un achicamiento de la actividad productiva prácticamente sin precedentes.


Según el Banco de Inglaterra, desde el referéndum se achicó un 2% la economía con una pérdida en la producción de alrededor de mil millones de dólares equivalentes a unos seis millones por hora. En este contexto la quiebra del gigante operador turístico Thomas Cook con repercusión mundial, más la caída de la libra esterlina, hizo cundir la alarma en sectores clave como las industrias del automóvil, farmacéutica, agropecuaria y los servicios financieros para afrontar situaciones de alto riesgo.


Ante la indefinición que rodea al proceso de salida de la UE la mayor preocupación de las empresas británicas es el futuro porque deberían asumir nuevas trabas aduaneras y arancelarias, además de limitaciones para contratar mano de obra europea, puntos clave en la competitividad actual.


Las automotrices sufren un revés histórico desde el brexit al desplomarse las inversiones porque nadie sabe qué va a pasar con la intrincada red europea de proveedores. Más de mil camiones diarios cruzan el Canal de la Mancha para entregar autopartes a las cadenas de montaje británicas y un freno por tramitaciones fiscales fronterizas aumentaría los costos de producción, además de dificultar las exportaciones a países europeos.


Otro sector muy afectado es el farmacéutico con negocios anuales por 50.000 millones de dólares y responsable del 8,2% de todas las exportaciones del Reino Unido, con 113.000 empleados directos e indirectos. La Agencia Europea del Medicamento cambia de sede de Londres a Ámsterdam dejando desprotegida a una amplia red de empresas y resta atractivo al Reino Unido como centro internacional de investigación médica. El mercado del rubro es el que manda, en este caso el británico del 2,3% frente al 22% de los 27 socios europeos al que enfocan ahora las farmacéuticas.


En sectores como la agricultura y la alimentación la mano de obra europea es fundamental, y se vería reducida cuando termine la libre circulación de personas. Estas áreas recibieron el año pasado 4.000 millones de dólares en asistencia financiera europea, la que debería asumir el gobierno de Londres, o el quebranto sería inevitable.


El brexit tiene consecuencias económicas aún sin producirse cambios estructurales en la relación comercial de Gran Bretaña con la comunidad europea o con el resto del mundo.