Los últimos informes señalan que son más de 15.000 hectáreas de pastizales y flora autóctona las que han sido consumidas por los focos de incendios declarados en la zona serrana de la provincia de Córdoba. El fenómeno, alentado por un período de sequía que afecta la región y por los vientos que son propios de esta época también ha provocado numerosos daños materiales en estancias y poblaciones donde sus residentes han tenido que luchar para que el fuego no avanzara sobre sus pertenencias.


Otro sitio donde el fuego continúa haciendo estragos corresponde a las islas ubicadas a lo largo del río Paraná. Este fenómeno que se extiende por cerca de 90.000 ha se ha convertido en una constante como consecuencia del aumento de la actividad ganadera, y afecta a la flora y fauna autóctona, provocando también la degradación del medio ambiente. Estos incendios han sido denunciados por los isleños pero hasta ahora, desde las áreas oficiales, es muy poco lo que se ha hecho para parar este avasallamiento sobre uno de los humedales más importantes del mundo.


La quemazón de silo-bolsas, que contienen los granos que son producto de las últimas cosechas, es otra de las situaciones donde el fuego está ocasionando numerosas pérdidas económicas. La impunidad con que se están dando estos hechos motivaron a los productores agropecuarios a realizar enérgicos reclamos ante las autoridades pertinentes, las cuales se comprometieron a tomar cartas en el asunto. Aunque esta práctica sigue todavía con nuevos hechos denunciados ante la policía, la justicia y el Sistema Federal de Manejo del Fuego, encargado de prevenir y mitigar incendios.


A estos grandes focos ígneos localizados en varias provincias del centro de la Argentina hay que sumarle los incendios periódicos que se localizan en provincias del Norte y también en la Patagonia. Cuyo no queda exceptuado de este fenómeno y cada tanto se originan focos de incendios en las sierras de San Luís; en Valle Fértil y las estribaciones del Cerro Pie de Palo, en San Juan; en La Rioja o en el Sur de Mendoza, como ha ocurrido hace unos días.


Una política de prevención a nivel nacional para evitar que estos incendios naturales o provocados se propaguen descontroladamente debería contener desde campañas educativas preventivas hasta la forma de financiar la compra de helicópteros o aviones hidrantes, y la preparación profesional de bomberos. Con esto se podría asistir efectivamente a cada zona, cada vez que se necesite, con medios apropiados y buenos resultados.