El panorama de sequía que afecta a la región de Cuyo, entre otras zonas del país, ha puesto de relieve la importancia de que San Juan cuente con una red de diques o embalses capaz de garantizar la provisión del agua necesaria para consumo humano y para el riego de la producción frutihortícola, al menos hasta finales del 2020, fecha comprendida dentro de la etapa de observación y pronóstico que realiza la Secretaría del Agua, del Gobierno de la provincia.


La sistematización del río San Juan, como también la del río Jáchal, mediante la construcción, por un lado, de los diques de Ullum, Punta Negra y Los Caracoles, y por otro, Cuesta del Viento y Pachimoco, fue proyectada, precisamente, para atender la provisión de agua en épocas de bajos caudales, y para generar energía eléctrica, que luego es destinada al Sistema Interconectado Nacional y comercializada a través de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa). Precisamente la comercialización de esta energía permite hacer un aporte para la construcción de un cuarto dique con el que contará la provincia: El Tambolar. Una vez terminado, este embalse también cumplirá con un rol importante al garantizar una mayor reserva de agua. 


El pronóstico de los caudales del Río San Juan para la próxima temporada, proporcionado por el Departamento de Hidráulica, indica un menor volumen de agua y la posibilidad de que los embalses disminuyan su cota hasta llegar al extremo de no poder generar energía eléctrica. Sin embargo se ha aclarado que hasta fines del 2020 habrá agua suficiente para todos los usos, incluyendo actividades recreativas y generación de electricidad.


Para el próximo período se espera que el Río San Juan traiga 659 hm3, es decir un 38% menos que la temporada pasada en que hubo 1.060 hm3. Actualmente los diques tienen una reserva de agua de 839 hm3 y se prevé que entre octubre del corriente y septiembre del próximo año se usarán 329 hm3. Si se le suma 100 hm3 por evaporación quedan 410 hm3, que alcanzan para los usos apuntados anteriormente.


Hay pruebas científicas que demuestran que la escasez de nevadas en la cordillera y la disminución de escurrimientos que afecta a toda la Región de Cuyo, es consecuencia del cambio climático, más allá de que también responde a un fenómeno cíclico. De todas maneras es importante tomar medidas precautorias sobre el uso del agua, tanto a nivel doméstico como a nivel productivo. Todos debemos tomar conciencia de que más allá de contar con los diques se debe tener en cuenta que esta sequía puede prologarse en el tiempo, con graves consecuencias.