El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador ha sorprendido al ámbito político internacional al enviar cartas al Gobierno de España y a la Santa Sede, para que pidan perdón por los hechos agraviantes ocurridos durante la conquista de América, realizada con la espada y la cruz, según dice el mandatario. La insólita comunicación oficial al rey Felipe VI y al papa Francisco se refiere a los acontecimientos protagonizados por las corrientes colonizadoras, hace 500 años.


El Gobierno español ha rechazado "con toda firmeza'' el reclamo y el Santo Padre ya pidió perdón a los pueblos originarios en oportunidad de su visita a Bolivia. La reacción del mundo político español ha sido prácticamente unánime contra este requerimiento absurdo, con excepción del partido Podemos ideológicamente afín al neopopulismo de izquierda de AMLO (como llaman los mexicanos al presidente por su sigla).


En principio los historiadores coinciden en que no se puede juzgar el pasado con los criterios del presente, incluso México no existía en ese tiempo, Colón tampoco desembarcó en sus costas y en España había una dinastía, la de los Austria, que reinó durante los siglos XVI y XVII por lo que Borbón debería responder en nombre de ellos. Por ello no caben dudas que AMLO hace un uso político de la historia.


También lo hizo Hugo Chávez en Buenos Aires cuando increpó a los Kirchner preguntando "¿Qué hace ese genocida allí?'', en referencia a la estatua de Cristóbal Colón frente a la Casa Rosada, dando lugar al desmantelamiento del monumento. El revisionismo ideológico de izquierda viene siendo una constante en varios países. En Venezuela se cambiaron desde los símbolos patrios hasta el nombre del país como república bolivariana y Evo Morales actúa con igual oportunismo demagógico.


López Obrador debería buscar protagonismo internacional remitiéndose a la historia más cercana, la del siglo XIX, cuando México ya estaba constituido como nación soberana y Estados Unidos se apropió de casi la mitad del territorio azteca. Ahora podría pedirle a Donald Trump que pida perdón por semejante atropello que incluyó el sometimiento de pueblos originarios.


Lo cierto es que el presidente mexicano ganó amplio espacio en las redes sociales, con reacciones que fueron desde cuestionar la salud mental de López Obrador, hasta la incredulidad de que realmente esté haciendo una petición así a España y al Vaticano, en pleno siglo XXI.