Ante la conflictividad social que se intenta generar en el país al finalizar el año, siempre originada en los sectores del activismo ideológico, el presidente de la Nación ha declarado que "diciembre es un mes como cualquier otro, pero se ha construido un mito”, aunque admitió que siempre hay gente queriendo generar problemas.
Mauricio Macri ha resumido una psicosis que se viene repitiendo anualmente al comenzar diciembre incluso durante la década pasada, cuando el kirchnerismo parecía contener a los grupos sociales que especulaban con recibir dádivas del Gobierno y de sectores privados, recordando los disturbios sucedidos en esa época, que pusieron fin a la gestión de la Alianza.
Ahora, ante la inminencia de otro fin de año, el piqueterismo organizado hace trascender la probabilidad de volver a los saqueos a comercios si no median compensaciones para calmar los reclamos.
El acampe de estos movimientos para presionar en Diputados por la sanción del proyecto de ley de emergencia social -que ya fue girado al Senado- es la cara visible de la estrategia que sostiene el mito del caos de diciembre.
La contracara pasiva es la oposición que a pesar de las posiciones que aparentan estar enfrentadas e irreconciliables, no dudan en aliarse para poner obstáculos al Gobierno nacional, como se pudo ver a legisladores massistas y kirchneristas unidos en el embate, justificando la reivindicación del asalariado castigado por el impuesto a las ganancias.
Son las prácticas partidarias y sectoriales que dejó el populismo y llevarán tiempo en erradicar para poder cambiar el clima social y político, que sólo puede lograrse a través del diálogo y los consensos.
