Desde mediados de agosto pasado, cuando los talibanes tomaron el control de las principales ciudades de Afganistán, una de las mayores preocupaciones generadas a nivel mundial fue el de la situación de las mujeres de ese país, al conocerse aspectos vinculados con la dureza del régimen talibán que poco tiene en cuenta los derechos humanos y la justicia social de ese sector de la sociedad.
La promesa del poder talibán de conferir un buen trato a las mujeres, otorgándoles derechos "dentro de la ley islámica" no es creíble para nadie que conozca las características de este régimen extremista autodenominado Emirato Islámico de Afganistán, al que se lo distingue por ser despiadado y actuar con prácticas crueles y agresivas.
A esto se suma los enfrentamientos internos que los talibanes tienen con otra agrupación igualmente violenta, ISIS-K también islámica de similar comportamiento con las mujeres.
La poca valoración de la mujer por parte de los talibanes radica en una serie de factores, entre ellos el grado de analfabetismo que existe respecto de los hombres: Se conoce que en Afganistán 1/3 de la población es analfabeta y de las personas alfabetizadas el 55% son hombres y tan sólo el 29% son mujeres.
Entre las prohibiciones que las mujeres soportan está la del trabajo fuera de sus casas, salvo que estén acompañadas de su "maharam” (pariente masculino más cercano, ya sea el padre, el hermano o el marido); cerrar tratos con comerciantes masculinos, ser tratadas por médicos hombres o estudiar en escuelas, universidades o cualquier otra institución educativa que esté fuera del régimen talibán, entre otras tantas que hacen que las mujeres estén sometidas, sin ningún tipo de consideración.
Los conocedores del régimen sostienen que los talibanes tratan a las mujeres peor que a sus animales.
La mayoría de las organizaciones humanitarias del mundo coinciden en que Afganistán es uno de los países donde las mujeres están más sometidas y que este período es uno de los más duros que les está tocando atravesar con la irrupción del régimen talibán en el gobierno afgano.
Más allá de que un grupo de personalidades y dirigentes femeninas de distintos sectores de la comunidad internacional se han proclamado a favor de las mujeres afganas, llama la atención que este apoyo no sea más enérgico y se manifieste como un movimiento mundial por parte de grupos feministas o defensores de los derechos humanos o de la mujer.
