El acuerdo con los bonistas conseguido la semana pasada, que mejoró la posición de la Argentina dentro de los países deudores en momento que se vislumbra la superación dela crisis del Covid-19, debe ser aprovechado de inmediato para que el país fije un rumbo económico que le permita recuperar su plena actividad e ir forjando bases sólidas para un desarrollo y crecimiento constante.


Cada vez son más los expertos en economía que sostienen que la Argentina está ante la gran posibilidad de iniciar una etapa de desarrollo sostenido, si logra solucionar problemas de base que desde hace un tiempo vienen interfiriendo en la situación económica financiera del país. Una de las primeras variables que deben abordarse es el tipo de cambio, ya que incide directamente en la actividad exportadora e importadora haciendo que la Balanza Comercial no encuentre el equilibrio necesario para que el país alcance un desarrollo armonioso. El tipo de cambio, aunque tenga que superar ampliamente la cotización actual, deberá ajustarse de modo conveniente para alentar las exportaciones y hacerlas más competitivas. Es necesario fortalecer este sector en todos sus aspectos, ya que de acuerdo a lo que se prevé las exportaciones tanto de granos, productos agropecuarios y del sector minero serán decisorias en el proceso de crecimiento.


Otros factores a tener en cuenta en esta nueva etapa están vinculados a las políticas de emisión monetaria, que repercuten en los niveles de inflación, y de gasto público, que después de un período de improvisación y descontrol, deberá encaminarse hacia niveles normales que impliquen un mayor orden en las cuentas públicas. Además de reducir la emisión de moneda es imprescindible que el Estado reduzca sus gastos no esenciales, ya que es evidente que sigue siendo muy alto el nivel de erogaciones mensuales y anuales en distintas dependencias en los tres poderes de Estado, el Ejecutivo, Legislativo y Judicial. 


La política de ayuda social y de emergencia, a consecuencia de la pandemia que estamos soportando, también deberá orientarse a que la gente vaya prescindiendo paulatinamente de los aportes y subsidios mediante la recuperación del empleo o la generación de nuevas fuentes de trabajo. La vuelta al trabajo debe hacerse efectivamente sin conflictos sociales ni reclamos improcedentes, solo tratando de consolidar las fuentes laborales como punto de partida de la recuperación.


Son varios los ítems a recuperar tanto en lo económico y financiero como en lo social. Lo que es necesario es que esto se haga lo más pronto posible para que la Argentina no pierda una posibilidad que, tal vez, es única ya que encuentra a la mayoría de los países en similar situación, saliendo de un período en que todas sus fuerzas productivas estuvieron paradas y que a algunos les llevará mucho tiempo volverlas a reactivar.