El término moral se emplea para nombrar al conjunto de preceptos que determinan si una acción puede ser definida como buena o mala. La moral, por lo tanto, regula la conducta humana de acuerdo a las normas que los sujetos tienen tanto del bien como del mal, de sus principios, valores, educación y religión.

La doble moral es un concepto que se refiere al comportamiento o actitud de las personas que mantienen una apariencia de moralidad, pero en realidad, sus acciones o decisiones no están en línea con los valores que dicen tener. En otras palabras, es un comportamiento hipócrita que contradice la ética y los principios que se defienden públicamente. 

Esta actitud puede presentarse en distintos ámbitos, como la política, la religión, la familia, la sociedad, entre otros. Por ejemplo, un político que promete luchar contra la corrupción, pero en realidad, acepta sobornos o favores a cambio de su influencia, está siendo hipócrita y tiene una doble moral.

En la sociedad, la doble moral puede manifestarse en la forma en que se juzga a las personas por su comportamiento o decisiones, dependiendo de su género, orientación sexual, religión, raza, entre otros factores. Por ejemplo, se puede juzgar a una mujer por tener relaciones sexuales antes del matrimonio, mientras que a un hombre se le tolera. También cuando no condena las travesuras de sus hijos con la misma severidad que las de los ajenos, a pesar de que sean equivalentes, también evidencia una doble moral, aunque en este caso las consecuencias sean relativamente leves.

Nuestra sociedad, desde hace bastante tiempo, se ha sumergido en una situación en la cual los antivalores han invadido la política, la economía, la iglesia, las FFAA y las relaciones sociales y los políticos influyen y acrecientan los desvalores con su doble moral. Ejemplos de lo que la Argentina estuvo viviendo en la última década y donde la doble moral teñía los actos oficiales permanente. Alberto Fernández dispuso un decreto con restricciones y prohibiciones por la pandemia de covid-19 y advirtiendo que quien infrinja esa norma “será juzgado de inmediato por poner en riesgo a los argentinos”, pero sin embargo fue el primero en violarla con el festejo en la propia Quinta de Olivos. Otro caso significativo fue Cristina Fernández de Kirchner, quien en su declaración jurada, puso haber comprado acciones de 11 empresas e índices extranjeros por un total de 159.169 dólares, que equivale a unos 135.293.000 de pesos. Dentro de esas empresas figuran: Coca Cola, Mercado Libre, el índice Nasdaq de las tecnológicas de Estados Unidos, Microsoft, Apple, Visa, entre otros y sin embargo en sus discursos políticos “odia el liberalismo y el capitalismo yanqui”.

Un ejemplo de doble moral en la dirigencia política argentina es el peronismo, en los 70, que fue “revolucionario”, en los 80 “democráticos”, en los 90 “neoliberal”, en los 2000 “chavista” y desde el 2007 hasta el 2023 (gobiernos de Cristina Fernández y Alberto Fernández), “progresistas nacionales y populares” (populistas), y ahora están analizando qué ideas les va a traer más votos para retomar el poder. No sólo en estas agrupaciones políticas sino en otros sectores de la vida social se encuentran posiciones u opiniones conforme a conveniencias oportunas.