Luego del encuentro de tres días sobre "El bien común en la era digital'', organizado por el Vaticano junto a las principales empresas tecnológicas del mundo, el papa Francisco se dirigió a los 200 participantes del debate a fin de reflexionar en torno a las consecuencias que pueden tener la robótica y la inteligencia artificial en la evolución de la humanidad.


Bergoglio recordó que estamos en un momento similar al del comienzo de la revolución industrial del siglo XIX cuando surgieron algunas ocupaciones peligrosas, arduas y repetitivas que a menudo causan sufrimiento, aburrimiento y destrucción, que ahora la robótica puede poner fin. Pero observó que todos los progresos tecnológicos se deben usar para disminuir las desigualdades económicas, educativas, tecnológicas, sociales y culturales.


En ese marco el jefe de la Iglesia Católica señaló el riesgo potencial es que la robótica se transforme en una herramienta de gran eficiencia con alto rendimiento para aumentar las ganancias de quien la use, privando de su trabajo a miles de personas y poniendo en riesgo su dignidad laboral. De alguna manera aludió a las probables pérdidas masivas de puestos de trabajo en las próximas décadas, cuando la robotización asuma desde las tareas cotidianas hasta las más complejas.


En ese contexto Francisco planteó las ventajas y riesgos asociados al uso de la inteligencia artificial en los debates sobre los grandes temas sociales. Por una parte, será posible favorecer un mayor acceso a la información confiable y por lo tanto garantizar la afirmación de análisis correctos, pero por otro lado se podría hacer circular opiniones sesgadas y datos falsos, incluso manipular las opiniones de millones de personas hasta el punto de poner en peligro a las instituciones que garantizan la convivencia pacífica.


De alguna manera Francisco ha coincidido con opiniones calificadas de hombres de ciencia acerca de las desviaciones que podrían tener los avances tecnológicos y en la necesidad de regularlos para impedir daños colaterales o que sean regresivos. Por eso el Papa reclamó a las empresas del sector para defender la dignidad de cada persona humana porque el bien común no se puede disociar del bien específico de cada individuo.


Las palabras de Francisco llegaron en forma directa a los genios de Silicon Valley y de otros centros de la innovación tecnológica mundial presentes en la reunión, junto a líderes de diversos ámbitos, incluyendo la filosofía, la ética y la teología moral. Todos responsables de seguir el camino correcto.