Resulta usual que se registren distancias entre el mundo real y las ideas que de él se tienen. Son las denominadas "representaciones mentales", y cuando no se corresponden en absoluto con la realidad, no son otra cosa que fantasías encubiertas. La no desechable dificultad es que se toman decisiones en base a esas imágenes falsas, con la inevitable caída en el error, nunca gratuito. En el orden personal, tales errores rectifican actitudes, es el camino del aprendizaje. Pero en lo social, en lo colectivo, se suelen erigir y articular sistemas enteros de pensamiento ajenos a cualquier realidad. En su carácter de sistemas, cuentan con un acervo piramidal de justificativos, pretextos y tramas imaginarias, de excelente factura literaria pero de fatales consecuencias. Épocas enteras han decidido, elaborado constituciones y leyes, e instituido sistemas políticos en base a tales indiferencias con la realidad. Ha sido recurrente en Latinoamérica, en lo argumental y legal, cierta posición respecto a inversiones extranjeras e inclusive a exportaciones, oscilante entre la indiferencia y hostilidad. El desolador slogan, de disfraz patriótico, "Vivir con lo nuestro", condensa esas ideas que sólo han prohijado pobreza, atraso y aislamiento.
Argentina precisa con urgencia inversiones, las que en los hechos se materializan en más puestos de trabajo directo e indirecto, más exportaciones, modernización de toda infraestructura y más Producto Bruto. En el actual escenario internacional multipolar, diferentes centros mundiales necesitan materias primas y productos. Pero ni siquiera el surgimiento de pujantes compradores globales afecta la indiferencia de las representaciones mentales vernáculas. Es el caso de India, la democracia más grande del mundo, que este año se está convirtiendo en el país más poblado, con más de 1.400 millones de habitantes. Precisan ser alimentados, por ello India, pública y explícitamente en convocatorias internacionales, ha proclamado su estrategia: establecer vínculos con países receptores de inversiones, particularmente Latinoamérica. El primer paso, ya sea para negocios o cualquier tipo de intercambio, debe consistir en un inicial reconocimiento mutuo. En este caso sería un paso crucial, dada la considerable distancia cultural. La idiosincrasia india puede resultarnos en principio bastante dispar y compleja; cuenta con 700 grupos étnicos y 22 idiomas oficiales. Presenta abrumadores contrastes, siendo el país con más pobres del planeta (230 millones), aunque más de 400 millones salieron de la pobreza en los últimos 7 años. Por otra parte, los indios se integran sin mayores dificultades a las sociedades de occidente. El premier británico y el irlandés tienen dicha ascendencia, como los CEOs de Google, Nokia, Microsoft… Podemos hacer de cuenta que India y otros grandes inversores no existen, consolidándonos así en la pobreza o, por el contrario, conformar una infraestructura legal, económica y cultural que nos permita la integración a un futuro vital.
