Tanto los centros de jubilados y pensionados como las uniones vecinales o entidades de bien público vienen de superar un prolongado período en que sus actividades estuvieron suspendidas al haber estado restringidas las reuniones presenciales que son habituales en este tipo de entidades, a consecuencia de la pandemia del covid-19. La flexibilización gradual implementada por el Gobierno a partir de mediados del mes pasado hizo que de a poco, reanudaran sus labores, consideradas de fundamental importancia para el normal desarrollo comunitario ya que combinan la labor social, con las recreativas y las de servicio a la sociedad.

Algunas instituciones lograron, durante este período mantener virtualmente el contacto con sus miembros impidiendo el atraso en el objetivo de proporcionar ayuda social a sus miembros. En este sentido los 104 centros de jubilados que funcionan en San Juan se las arreglaron para hacer llegar a sus afiliados la ayuda alimentaria que se ofrece, aunque estuvo ausente la parte recreativa presencial que a esta edad es muy importante, para mantener alta la motivación entre los adultos mayores.

Entre otras entidades que sintieron las consecuencias del aislamiento y la falta de reuniones presenciales, las uniones vecinales no tuvieron más remedio que pasar largos períodos sin que los vecinos pudieran interactuar en beneficio de sus respectivos barrios. Desde hace algunas semanas las actividades han comenzado a reanudarse paulatinamente alentadas por las mismas autoridades municipales, que dentro de sus planes de obras incluyeron la mejoras de las sedes vecinales, como por ejemplo en Santa Lucía y Rawson. Hay otros departamentos como Albardón, Chimbas y Caucete donde la comuna también está tratando de alentar a los vecinos para que sigan con su labor comunitaria. En San Juan hay más de 200 uniones vecinales reconocidas, aunque no todas ellas tienen regularizada su situación ante personas jurídicas, un aspecto a solucionar para que las entidades vuelvan a tener un protagonismo concreto dentro de la sociedad.

Instituciones de bien público como el Rotary Club también tuvieron actividades restringidas, las que se han ido flexibilizando en la medida que sus integrantes, protocolo mediante, se fueron animando a participar de los habituales encuentros semanales. Como para citar un ejemplo, una de las instituciones más activas, el Rotary Club de Rivadavia, logró reestablecer casi en su totalidad el sistema de reuniones inclusive de su Rueda Interna.

Reanudadas las actividades sociales, recreativas y de bien público, sólo queda trabajar en el fortalecimiento de estas estructuras para que recuperen el protagonismo que alguna vez tuvieron dentro de la comunidad.