La Inmaculada Concepción de María también conocida como Purísima Concepción es un dogma o creencia que la Iglesia Católica sostiene en función de que María, madre de Jesús, a diferencia de todos los demás seres humanos, no fue alcanzada por el pecado original, sino que desde el primer instante de su concepción estuvo libre de todo pecado, en cumplimiento del designio de que iba a convertirse en la madre de Cristo Jesús (el Mesías Jesús). 


Un dogma es el punto esencial de una religión, doctrina o sistema de pensamiento que se tiene por cierto y que no puede ponerse en duda dentro de su sistema. El de la Inmaculada Concepción fue proclamado en 1854 y se celebra el 8 de diciembre, nueve meses antes de la celebración de la Natividad de la Virgen, el 8 de septiembre de cada año. Este dogma no debe confundirse con la doctrina del nacimiento virginal de Jesús, que sostiene que fue concebido sin intervención de varón mientras que María permaneció virgen, antes, durante y después del parto. Lo que se celebra en esta oportunidad es la intercesión de Dios para preservar a María, desde el momento de su concepción, de toda mancha o efecto del pecado original, que había de transmitirse a todos los hombres por ser descendientes de Adán y Eva. María fue preservada en relación a que se iba a convertir en la madre de Jesús, quien también es Dios. 


Hay muchas advocaciones de la Virgen María, que la grey católica celebra con gran devoción pero, sin duda, la de la Inmaculada Concepción es una de las más populares por todo lo que significa y por representar a María como un ser especial al que Dios le delegó la peculiar tarea de ser la madre de su hijo único, que envió a la Tierra para anunciar su reino. Este festejo religioso es el único que ha motivado la declaración de un feriado nacional en nuestro país, junto a la Navidad, que persiste en el tiempo como una muestra de amor y devoción a la Madre de Dios. 


En nuestra provincia, los festejos en honor a la Virgen de la Medalla Milagrosa; María Auxiliadora; María Madre de Dios; la Virgen de Guadalupe y Nuestra Señora de los Desamparados son convocantes de multitudes de creyentes, pero la Inmaculada Concepción es sin dudarlo la que más feligreses lleva a la novena y a las dos procesiones que tradicionalmente se realizan el 8 de diciembre, una en la madrugada y otra en horas de la tarde, por los alrededores de la plaza y del Santuario Arquidiocesano de Concepción. 


La devoción por la Inmaculada Concepción está muy arraigada en nuestra sociedad ya que viene, prácticamente, desde la fundación de la provincia infundiendo el amor a la Madre de Cristo como un valor de fe capaz de provocar milagros y sanos comportamientos en las gente que deposita su fe en ella.