El flagelo del Covid-19 ha llegado en nuestro país a donde más se temía, los geriátricos u hogares de ancianos, por ser los adultos mayores los que corren con más riesgo de contraer la enfermedad que provoca este virus. Los contagios masivos en dos de estos centros de la ciudad de Buenos Aires han dejado en evidencia una serie de falencias que presentan muchos de los geriátricos en el país, vinculadas principalmente al cuidado que se debe tener con cada uno de los internos en materia sanitaria, en momentos que resultan muy especiales por la forma en la que este brote se va propagando por todo el mundo.

Son momentos para que los propietarios o administradores de los geriátricos asuman el auténtico rol que le corresponde a estas instituciones, dejando de lado el sentido estrictamente comercial que muchas de ellas persiguen, para volcarse un poco más a lo humanitario, con el objetivo de que los abuelos reciban en sus últimos años de vida la mejor atención, y el cuidado de su salud dentro de las posibilidades que ofrezca cada uno.

Tanto a nivel país como en cada una de las provincias hay geriátricos u hogares para adultos que están debidamente registrados, pero también hay un elevado porcentaje, alrededor del 40%, que funcionan irregularmente, sin garantizar una correcta atención ni los servicios esenciales que los familiares creen que se les ofrecerán a sus mayores.

El caso de los geriátricos de Belgrano y Parque Avellaneda, de la ciudad de Buenos Aires, en los que se produjo un contagio masivo entre los abuelos que estaban alojados, dejó entrever que en ambas residencias de gran prestigio y costoso precio, el cuidado no fue óptimo y por falta de controles se llegó a ese nivel de contagios. Por este motivo se recomienda que los familiares al momento de contratar una internación se pongan en contacto con el director médico de la institución, antes que con la parte contable, ya que es el único que podrá garantizar el correcto cuidado del adulto mayor. Debe exigirse esa figura dentro del organigrama del geriátrico, y de no contarse con ella evitar cerrar el trato con ese geriátrico.

En nuestra provincia los principales geriátricos y hogares de ancianos o funcionan en forma particular o tienen convenio con las obras sociales Provincia o PAMI, entre otras prestadoras. Suman más de dos decenas los centros registrados que se ajustan a las normativas en vigencia.

La fiscalización del estado respecto de su funcionamiento es importante, pero es necesario que los familiares de los internados ejerzan un mayor control sobre los servicios que se les ofrecen, ya que es la única manera de asegurar que este sistema funciones en la manera en que ha sido concebido, en beneficio de de los ancianos.