Los estudiosos del arte señalan que a partir de los 3 años un niño puede aprender música, mucho antes de leer y escribir, ya que esa edad canaliza las primeras sensaciones gratificantes de los sonidos que lo envuelven. Es más, la tecnología ayuda ahora de manera de tener un celular en la cuna con una melodía que la escuchará con sólo apretar un botón. De ahí en más los golpes con sus primeros juguetes sonarán acompasados para entretenerse.

Por ello no sorprende que chicos llevados a un casting televisivo o radial tengan una acogida inmediata y lleguen a brillar en medios y escenarios, incluso en el plano nacional e internacional. Lo importante es que las manifestaciones innatas tienen como canalizarse en San Juan gracias a una infraestructura de primer nivel, desde el Auditorio Juan Victoria al Teatro del Bicentenario y las numerosas salas de nuestra ciudad y los departamentos, para los futuros compositores e intérpretes.

Y se ha recuperado la construcción de la Escuela de Música de la UNSJ, paralizada en 2015, y proyectada como un complejo modelo para el aprendizaje de las artes musicales. Así se cerrará el círculo de las obras destinadas al desarrollo de la cultura, junto al esfuerzo privado de numerosos talleres de iniciación musical en piano, guitarra, batería, flauta, armónica, xilofón y violín. Hasta se dan clases domiciliarias, con un seguimiento en la web.

Todo esto tiene un crecimiento artístico silencioso pero admirable porque ahora se pueden estimular virtudes ancestrales, o de los artistas que se hicieron solos, desde lugares lejanos, como Eusebio Dojorti "Buenaventura Luna", en su Huaco natal en una carrera que lo llevó al éxito en los escenarios porteños, o a Carlos Montbrun Ocampo y Antonio Tormo. Y quienes fueron catapultados desde la "Pandilla del Tío Melchor", en la vieja Radio Colón, cuando no existía la TV ni enseñanza profesional.

Prácticamente no hay impedimentos físicos para el canto y lo confirmó en junio pasado Francisco Benítez en el programa La Voz Argentina, un joven cordobés tartamudo desde los 6 años, que deslumbró al jurado con sus interpretaciones que son, además, la terapia para su discapacidad. La música lo ha integrado a un mundo donde socialmente se sentía relegado.

El San Juan musical existe y las manifestaciones artísticas tienen un campo ilimitado con herramientas que deben aprovecharse socialmente como uno de los elementos fundamentales de la cultura. Cada época ha tenido un estilo musical que la represente -más allá de perpetuar a Mozart o Beethoven-, gracias al folclore, tango, rock, cuarteto y la cumbia, marcando la evolución, con costumbres y tendencias. También con los instrumentos, porque la electrónica nos dio el sintetizador, generador de sonidos que se sumó a los instrumentos tradicionales.